domingo, 17 de mayo de 2020

ANNA AJMÁTOVA


Anna Ajmátova, pintada por Nathan Altman.


 Claridad y sobriedad, tales fueron los valores del Akmismo o Acmeísmo, del griego "acmé", apogeo, madurez, cumbre, movimiento estético de la poesía rusa que se oponía al simbolismo y a su abuso de la metáfora, y que surgió durante la Edad de Plata de su literatura. Uno de sus más excelentes exponentes, si no el que más, fue Anna Ajmátova (1893-1966), nacida en Odesa, hija de un noble de origen tártaro. Tras la separación de sus padres, comenzó a escribir poesía con once años. Tomó para ello como seudónimo, y para burlar la censura del padre, el nombre de su bisabuela con el que firmaría toda su obra, Ajmátova.

Se formó en humanidades en Kiev y San Petersburgo donde se casó con Nikolai Gumiliov, famoso promotor del acmeísmo, en 1910. El matrimonio duraría ocho años, durante los cuales Anna viajó a Francia e Italia, donde conoció a Modigliani, que la dibujó y retrató:


Dibujo de Anna Ajmátova por Modigliani, 1911.

Anna publicó en 1912 su primer libro de poemas, La tarde, el mismo año del nacimiento de su hijo Lev, que será famoso historiador. En 1918 se casa con el asiriólogo Vladimir Shileiko, y en 1922 con el historiador de arte Nikolai Punin. Boris Pasternak estuvo enamorado de ella, pero Anna le rechazó.
Así la describe el poeta Joseph Brodsky:

"Su sola mirada te cortaba el aliento. Alta, de pelo oscuro, morena, esbelta, ágil, con los ojos verdes de un tigre polar..."

Anna Ajmátova, 1924

Tras la revolución de 1917, las cosas para ella fueron de mal en peor. Su primer marido fue fusilado por los bolcheviques y su hijo deportado a Siberia. Su último esposo, Punin, murió agotado en un campo de concentración en 1938. Sus poemas fueron prohibidos y ella acusada de traición y deportada. Quemó todos sus papeles para no comprometer a su hijo.


En 1944 consiguió vivir con Lev en una Leningrado devastada por los nazis, donde se ganó la vida traduciendo a Leopardi y escribiendo ensayos. Traducirá también la obra completa de Rabindranath Tagore en ocho volúmenes. Pero todos sus amigos fueron represaliados o emigraron. Su entrevista con Isaiah Berlin en 1945 le costó la prisión de su hijo durante diez años. Sin embargo, esta vez Anna no calló y escribió su poemario más importante Réquiem, que será publicado sin su consentimiento en Munich (1963). En esta obra maestra compara el sufrimiento de las madres y esposas de los represaliados y víctimas de las purgas estalinistas con la madre de Cristo ante la cruz. Réquiem fue publicado en Munich en 1963 sin su consentimiento.

Calificada de "reaccionaria" por los ideólogos del régimen comunista, Anna tuvo que soportar su difamación pública: "medio monja, medio puta", su obra fue censurada y hasta se le negó la cartilla de racionamiento. No obstante, en 1962 fue propuesta al premio Nobel, que no consiguió, sin embargo en 1964 recibió en Taormina (Sicilia) el Premio Internacional de Poesía y un año después fue nombrada doctora honoris causa por la Universidad de Oxford. 

Se ha dicho que si hubiera nacido británica su nombre sería reconocido en todo el mundo y tenida por la mejor poetisa del siglo XX, y que sus poemas líricos son como novelas de ocho a doce versos. Su otra gran obra es Poema del héroe, una compleja epopeya histórica. Su obra completa sólo apareció íntegra en Rusia en 1990. Un año antes su apartamento de San Petersburgo fue convertido en museo. En 1984 Jaume Creus tradujo su poesía completa al catalán. A sabiendas de que la poesía es intraducible, aun traducida o recreada mejor o peor, ofrezco aquí una muestra en español:

EL SAUCE

Crecí en medio de un silencio de arabescos,
en la habitación infantil y fría del joven siglo.
No me era grata la voz de los hombres,
sólo entendía la del viento.
Yo amaba la ortiga y la bardana,
pero por encima de todo el sauce plateado.
Agradecido, él vivió siempre junto a mí,
sus ramas sollozantes
cubrían de sueños, mi insomnio.
Y, extrañamente, le he sobrevivido.
Afuera el tronco cercenado permanece
mientras otros sauces con voces alienadas
algo dicen bajo nuestro cielo.
Y yo guardo silencio…, como si hubiera muerto un hermano.

LA MUSA

Cuando en la noche oscura espero su llegada,
Se me antoja que todo pende de un hilo.
¿Qué valen los honores, la libertad incluso,
cuando ella acude presta y toca el caramillo?
Mira, ¡ahí viene! Ella se echa a un lado el velo
Y se me queda mirando larga y fijamente. Yo digo:
«¿Has sido tú la que le dictó a Dante las páginas sobre el infierno?»
Y ella responde: «Yo soy aquella.»

(Traducción de María Teresa León)

EPÍLOGO RÉQUIEM (Fragmento)

Ahora sé cómo caen las personas,
cómo, debajo de los párpados, asoma el miedo,
cómo el sufrimiento pone en las mejillas
duras páginas de escritura cuneiforme.
Cómo los rizos negros o cenicientos
se tornan plateados de repente,
la sonrisa se desvanece en labios obedientes,
y en la risa marchita tiembla el pavor.
Y no ruego por mí sola,
sino por todos los que allí estuvieron conmigo,
en el frío glacial, y en el calor de julio
en los ciegos muros de color rojo.