Grete
Stern nació en Alemania en
1904. Era una fotógrafa auténticamente vocacional. Estudió Artes Gráficas en
Stuttgart entre 1923 y 1925, y después Fotografía con Walter Peterhans. Junto
con su amiga Ellen Auerbach abrió un estudio de diseño gráfico y fotografía en
Berlín aunque en 1932 retomó los estudios con su antiguo profesor, que entonces
impartía clases en la Bauhaus de Dessau. La Escuela tuvo que cerrar ese mismo
año tras la llegada de Hitler al poder. Grete no solo finalizó bruscamente su
formación sino que se vio forzada a exiliarse de Alemania, debido tanto a su
ascendencia judía como a su ideología izquierdista.
En 1934 abrió un estudio de
diseño y fotografía en Londres, pero solo fue un destino provisional en su
carrera. Debido a su matrimonio con Horacio Coppola, un fotógrafo argentino con
el que había estudiado en la Bauhaus, se estableció en Argentina en 1943. Sin
embargo, su relación duró poco. La pareja se divorció en 1943, el mismo año en
que Grete realizó su primera exposición de fotografía. Aquella artista nómada
había estableció unos lazos tan sólidos con su país de acogida que, en 1958,
obtuvo la nacionalidad argentina. Su casa en Buenos Aires era un hervidero de
talentos. Entre las personas que la frecuentaban se encontraban Pablo Neruda o
Borges, a quien retrató, como también a Bertold Brecht. Grete también fotografió
a muchos otros importantes intelectuales y artistas de la época, además de
trabajar para destacadas editoriales y agencias de publicidad argentinas.
La artista tenía un abanico de
intereses culturales verdaderamente muy amplio. Documentó temas regionales argentinos y
las ruinas jesuíticas de Misiones. En 1964, gracias a una beca del Fondo
Nacional de Bellas Artes, estudió y registró las costumbres y el hábitat de los
aborígenes del Gran Chaco, con cuya
causa se involucró intensamente. Sin duda, se trata de un trabajo de gran
interés para la Antropología.
Pero quizá su serie de
fotografías más personal y conocida sea Sueños, de inspiración claramente
surrealista y que demuestra la gran implicación de la autora en las vanguardias
europeas. Se trataba de 150 fotomontajes que llevó a cabo entre 1948 y 1952 para
la revista femenina Idilio, en la
página El Psicoanálisis le ayudará.
En estos fotomontajes trataba de plasmar el contenido de los sueños que las
lectoras de la revista remitían a la redacción y que eran interpretados por su
director, el sociólogo Gino Germani, quien firmaba aquellas notas con el
seudónimo de Richard Rest.
En estas creaciones tan
originales, Grete representó conflictos que hasta entonces no se habían tratado
en el arte, como las frustraciones diarias de las mujeres en el ámbito
doméstico, sus sueños secretos, las discusiones conyugales… Su elección de la técnica
del fotomontaje fue un verdadero acierto porque le permitió una
libertad compositiva esencial para articular los elementos contradictorios que
se mezclan en los sueños, cuyo lenguaje posee una lógica propia que nada tiene que
ver con la que rige nuestra visión racional de la realidad.
Las mujeres aparecen
en sus sueños enclaustradas o manipuladas por los hombres. Sus frustraciones se
plasman en figuras desdobladas, juegos de espejos, reflejos desdibujados… que
demuestran la inestable construcción del yo. El psicoanálisis, que tanto éxito
tiene en Argentina, ya impregnaba el ambiente de la época y abría las puertas, para
amplias capas de la población, al acceso a un nivel de consciencia superior y a
la liberación del subconsciente reprimido. Las creaciones de Grete arrojan una
mirada empática hacia todos esos problemas de las mujeres, doblemente
reprimidas, y tienen un contenido crítico de la opresión masculina pero no
renuncian al ingenio y a hacernos reír.
No resulta extraña la orientación
surrealista y onírica de la artista en una etapa del siglo XX erizada de
guerras, en un mundo esquizofrénicamente dividido en dos bloques ideológicos
contrapuestos, masivos genocidios, grandes migraciones poblacionales y, en
definitiva, la más patente deshumanización. Pero más allá del surrealismo,
Grete Stern es una auténtica representante de las vanguardias europeas post
expresionistas. De hecho, fueron los dadaístas y surrealistas quienes recurrieron
por primera vez al fotomontaje antes de que lo hicieran los fotógrafos. El interés
de Grete en esta técnica residía, además de la libertad creativa que le
proporcionaba, en que le permitía realizar una crítica política y social.
Durante el primer
año Grete fotografíaba casi todos los montajes antes de
entregarlos a la revista, pero luego dejó de hacerlo, por lo que hoy
sólo se conservan 46 negativos de aquellos interesantes trabajos. Para las fotos
utilizaba a sus amigos, familiares y vecinos, y complementaba las imágenes con paisajes, objetos y otros personajes que tomaba de su
propio archivo documental. Como tenía que entregar un fotomontaje cada semana,
el trabajo le resultaba agotador y apenas tenía tiempo de retocar
el resultado.
A pesar de la radical novedad de
aquellos montajes psicoanalíticos, la autora no recibió el reconocimiento que
merecía porque las publicaciones femeninas y juveniles carecían del menor
prestigio a los ojos de la intelectualidad. No obstante, Idilio resultó una publicación clave para renovar el panorama
fotográfico en Argentina.
El reconocimiento le llegó
tardíamente a Grete. En 1975 presentó en Berlín su primera exposición
fotográfica, y en 1978 su obra fue exhibida en la exposición Fotografía experimental en Alemania de 1918 a 1940, celebrada
en Munich, una iniciativa que pretendía recuperar la memoria fotográfica prefascista.
Después vendrían numerosas exposiciones en Buenos Aires, París y hasta en
Valencia en 1995.
Grete tuvo que abandonar su
trabajo en 1985 debido a problemas oculares. Falleció en Buenos Aires en 1999 a la edad de 95 años.
Sus fotografías se encuentran en
colecciones privadas, museos e instituciones argentinos y de otros países, como
el MoMA de Nueva York, el Museo Reina Sofía…
Hasta el 31 de enero de 2016
puede verse su obra Sueños en el
Círculo de Bellas Artes de Madrid, con obras de pequeño formato pero gran intensidad expresiva. Se trata de una muestra que previamente
fue exhibida en el MALBA de Buenos Aires y en Nueva York. Constituye una
oportunidad única para conocer la obra irrepetible de esta gran artista y
reparar la injusticia de que sea casi una desconocida para el gran público.
Fuentes
consultadas:
-Grete Stern. Los sueños 1948-1951. MALBA. Web. 18-11- 2015
-Los sueños y visiones de Grete Stern entran en el Círculo de Bellas
Artes. ABC Cultura. Web.18-11-2015
-El mundo de los sueños de Grete Stern. Revista Dínamo. 29-3-2013.
Web.18-11-2015
- Grete Stern. Wikipedia. Web.18-11-2015
Fascinantes. ¡Ha tenido casi que morir la artista para que se la reconozca! Esa Sísifa se me ha quedado en el inconsciente. Como esas escaleras que mantiene en equilibrio la pobre chica...
ResponderEliminarGracias, José. Yo también pìenso que el trabajo de esta fotógrafa habría merecido mucho más reconocimiento en vida de la autora, pero lo bueno es que no todo el material se perdió, ha sobrevivido algo menos de un tercio de esta serie y tenemos la suerte de poder verlo en Madrid, así que no hay que perdérselo. Un abrazo.
EliminarQué cosas se hacían antes de que Photoshop nos volviera tontos... Doble mérito.
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