lunes, 19 de noviembre de 2018

LI QINGZHAO

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"Tan grácil
como un crisantemo"

LI QINGZHAO 李清照 está considerada la mejor poetisa china de todos los tiempos. Durante su época la dinastía Song (1067-1126)
 reconquistó y reunificó China, fundando una de las grandes civilizaciones del mundo. Algunos historiadores hablan de Renacimiento Chino. Renace también la filosofía propia de Confucio y declina el budismo. Pero esta creadora extraordinaria vivió igualmente una época turbulenta y trágica: los Song compraban con oro y seda la paz con los mongoles y los tártaros del norte y cuando ya no pudieron pagarla fueron invadidos por ellos. En 1126 los feroces Jurchén (Jin) se convirtieron en dueños absolutos del norte de China. La corte de los Song emigró hacia el sur.

Li Quingzhao nació de noble familia en 1084 y creció en un ambiente culto y refinado. Sus dos matrimonios, uno muy feliz y otro muy desdichado, parecen corresponderse exactamente con los dos tiempos que le tocó vivir y los dos tonos de su obra: uno primero glorioso, lleno de amor, de alegría, de sensualidad y de belleza; y el segundo, tempo adagio, amenazado por el avance de los bárbaros, la pobreza y la soledad. 

Fiesta elegante de la dinastía Song



Ella misma nos cuenta su temprana intimidad, los gustos eruditos que compartía con su joven marido: 

 Mi marido tenía veintiún años; entonces estudiaba en la Academia Imperial. Ninguna de nuestras familias (Zhao y Li) eran acaudaladas. Nuestras vidas fueron modestas y frugales. En el día primero y quince de cada mes, cuando él estaba ausente de la escuela, empeñaba sus ropas por quinientas monedas de cobre. Por lo que podía comprar frutas y copias de las inscripciones de piedra del mercado del templo antiguo. Cuando las traía, nosotros degustábamos las frutas mientras estudiábamos las copias.

Li y su primer marido, Zhao Míngchen, se convirtieron en bibliófilos y coleccionistas de antigüedades, caligrafías y pinturas. Aunque fue un matrimonio concertado, se descubrieron almas gemelas y se amaron mucho. Compartían afinidades, juegos intelectuales, se escribían y dedicaban poemas...

Cuando traía las caligrafías, las enrollábamos y desenrollábamos miles de veces. Cuando adquiríamos un libro antiguo, lo examinábamos con gran atención. Corregíamos los errores de los libros, apuntábamos las ausencias en los antiguos, y nos dedicábamos a meditar y apreciar cómo se quemaban las velas. Cada tarde, después de cenar, nos sentábamos juntos y jugábamos a un juego que nosotros mismos habíamos inventado. Traíamos mil libros sobre la mesa y comenzaban las adivinanzas, de quién era este verso, a qué obra pertenecía; o intentábamos situar la fecha exacta de un hecho histórico, y acabábamos por lo general muertos de risa con el té derramado sobre la mesa.

Por su trabajo como alto funcionario, Zhao viajaba mucho, ella temía, sufría sus ausencias, esperaba y desesperaba deseando vivamente su regreso. Luego, ambos corrieron hacia el sur, huyendo de las hordas bárbaras. Partieron, malvendiendo, desbaratando, olvidando, abandonando su enorme colección de arte por el camino, y al fin nuestra artista lo perdió todo, incluyendo a su amado, porque enviudó temprano. Fue maltratada por su segundo esposo, del que se divorció. Y falleció con 68 años sin haber perdido ni su devoción por el Arte, ni por la Naturaleza.

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Y es que Li Quingzhao no fue solo una sobresaliente compositora de canciones en su forma ci, también resultó una extraordinaria prosista, calígrafa, música y pintora... 

La mayor parte de sus poemas se perdieron. Nos ha dejado una obra que comprende cinco ensayos, dieciocho poemas shi y setenta y ocho ci. Pilar González España, profesora de lengua y cultura china en la Autónoma de Madrid realizó una edición bilingüe de sus poemas escogidos, los más bellos y originales según la tradición literaria china.

Los poemas ci de Li Quingzhao se escribían sobre melodías preexistentes, hoy olvidadas. Su métrica irregular incluía versos cortos y largos, pero su prosodia era muy exigente debiendo ajustarse exactamente la palabra a las notas musicales en su estructura melódica y rítmica. De sus "Poemas de juventud y primavera": 


Orgullo de los pescadores
Dentro de la nieve
la primavera anuncia su venida:
una flor de ciruelo asoma
entre heladas ramitas de mármol 
y su rostro perfumado
a medio abrir, purísimo,
como si después del baño
una mujer muy bella
entrara en el jardín
con su vestido nuevo.

La Gran Naturaleza
quizás ha puesto en ella todo su deseo
para que la luz brillante de la luna
luzca más aún.

Veamos tú y yo
cómo se deslizan hasta el fondo de la copa
los posos verdes del vino delicioso 
y no digamos no a la ebriedad
porque esta flor 
es única y sin igual entre las flores


Flores de ciruelo


El ceremonial Zhong Yang consistía en un "subir a las alturas", en una excursión otoñal a las montañas, llevando alimentos y vino, donde se ponían pétalos de crisantemo, una festividad de artistas y estudiantes. Durante los felices momentos al aire libre soltaban cometas para alejar las malas influencias y componían canciones. Para Li Qingzhao, esta fiesta era importante porque estaba relacionada con Tao Qian, el poeta conocido por sus hermosos versos dedicados a crisantemos (flores amarillas). La poetisa dedicó uno de sus poemas a esta festividad, y traducido acaba así:

Y ahora en el crepúsculo sombrío
tomo un trago en el seto del oriente, 
y al rozarlo mis mangas se perfuman 
con un misterioso aroma, que embelesa.

Y cuando el viento del poniente sopla 
alzando levemente Ia cortina, 
me miro que estoy pálida y enjuta, 
mucho más que esas flores amarillas.

Crisantemo amarillo
Los títulos de estos poemas parecen no hacer referencia a su contenido porque expresan la melodía popular sobre la que fueron construidos...


Recolección de moras


En el crepúsculo
ráfagas de viento y lluvia
luz ardiente que se deshace 
y se apaga 
ya he dejado de tocar la flauta de bambú 
y frente al espejo engastado con flores
ligeramente me maquillo 
bajo el vestido de seda púrpura
mi fina piel de nieve
exhala un delicioso perfume
entonces, sonriendo
susurro a mi amado:
«esta noche
tras el dosel de muselina
sentiremos el frescor de nuestro lecho»

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Un último ejemplo, éste de sus "Poemas de la vejez y de la muerte" en la traducción de Pilar González España:

Llevando incienso
 Bajo el cielo del otoño
gira el sentimiento
entristeciéndose 
veo la flor de oro
pronto será el nueve de septiembre
me he puesto un vestido nuevo y apropiado 
y acabo de beber un vino delicioso
de vez en cuando golpea el viento
la lluvia cae
el frío azota 
ya es crepúsculo en mi jardín 
y yo en mi desconsuelo y en mi pena
tras la borrachera
me despierto:
el pasado me revuelve las entrañas

 ¡cómo atravesar esta eterna noche!
la luna ilumina el vacío de mi cama
oigo a lo lejos las piedras que baten la ropa,
el canto menudo de los grillos 
y la clepsidra sonando largamente.


miércoles, 7 de noviembre de 2018

LA DOBLE VIDA DE HEDY LAMARR: LA INVENTORA QUE FUE ESTRELLA

El Día Internacional del Inventor se celebra cada 9 de noviembre en homenaje a la inventora Hedwig Eva Maria Kiesler, más conocida por su nombre artístico Hedy Lamarr. Ya convertida en un mito hollywoodiense, durante la Segunda Guerra Mundial diseñó un sistema de tecnología inalámbrica tan innovador que, aunque no llegó a utilizarse durante la contienda, pronto sirvió de base en el desarrollo de las comunicaciones inalámbricas para móviles, sistemas GPS y Wi-Fi. La fecha del 9 de noviembre como Día Internacional del Inventor fue proclamada por Gerhard Muthenthaler, un inventor y empresario alemán, para recordar no solo a Hedy, que nació ese día, sino también a todos aquellos que abren camino con sus descubrimientos creadores para hacernos la vida más fácil.


Hedwig Kiesler nació en 1914 en Viena, que entonces todavía era el corazón del proteico Imperio austro-húngaro, en el seno de una familia judía de la alta burguesía. Su padre, un próspero banquero, era de origen ucraniano, mientras que su madre era una pianista húngara que se había convertido al cristianismo. El ambiente cultural en el que Hedwig creció marcó hondamente su trayectoria vital. Fue una niña prodigio, políglota y dotada con un desacostumbrado talento para las matemáticas. A pesar de ello, su familia no orientó su educación hacia la ciencia sino a lograr un matrimonio apropiado a su rango social. Para ello la enviaron a estudiar a un aristocrático internado para señoritas en Suiza, donde compartió pupitre con las herederas de la más rancia nobleza europea. Hedwig descubriría en esa época su fascinación por el cine y el teatro. Eso explica que, cuando en 1929 retornó a Viena para cursar estudios de Ingeniería, no dudó en presentarse en probar suerte como actriz. Al principio solo consiguió un papel como extra pero tras él llegaron oportunidades cada vez mejores. Ante ese relativo éxito, decidió marcharse a Berlín para estudiar arte dramático con el célebre Max Reinhardt. Este proclamó a su alumna, una incomparable beldad de ojos azules y sedoso pelo negro, como “la mujer más bella de Europa”, y sin duda tenía razón.


La película que catapultó a la sensual Hedwig hacia la fama mundial, cuando sólo tenía 18 años, fue Extasis (1933), del director checo Gustav Machaty. Ese fue el año del estreno de King Kong, con una apabullante recaudación en taquilla, pero indudablemente la gran noticia cinematográfica llegaría desde el otro lado del Atlántico. Dos momentos claves de Extasis justificaban semejante revuelo: podía verse a la protagonista experimentar un orgasmo y después bañarse y correr sin ropa entre los árboles en el primer desnudo frontal que apareció en la gran pantalla. La película fue premiada en el festival de Venecia de 1934 pero ello no impidió que fuese prohibida en numerosos países, recibiendo las condenas del sector más tradicionalista, encabezado por el Papa Pío XII. Ello no hizo sino acrecentar el morbo en torno a la cinta y la fama de la actriz.

Tras el rodaje, Hedwig encarnó en las tablas el personaje de Sissi, con cuya obra obtuvo excelentes críticas. Durante las representaciones conoció al fabricante de armamento Frederick Mandl, uno de los hombres más ricos y poderosos de Austria, con el que se casó en 1933. El industrial deseaba un “mujer- florero” con la que presumir ante los ilustres invitados que frecuentaban su mansión, pero seguramente no se percató que se había casado con una indómita. En el estreno de Extasis se quedó horrorizado al ver a su esposa corriendo completamente desnuda en presencia de los magnates de su círculo de amistades que asistieron al acto. Mandl intentó adquirir a cualquier precio todas las copias que existían de la película pero no lo consiguió. De hecho, Mussolini, un visitante habitual de su casa, se negó a vender la copia de que disponía.
Víctima de los obsesivos celos de su esposo, Hedwig tuvo que abandonar la escena y vivía virtualmente recluida entre los muros del castillo de Schloss Schwarzenau. A pesar de tener sangre judía, Mandl mantenía estrechos vínculos sociales y de negocios con los gobiernos fascistas de Italia y Alemania, vendiendo municiones y aviones de combate a Mussolini, que los utilizó para invadir Abisinia. Pero algo bueno tuvo aquel periodo en la vida de Hedwig. En las cenas y reuniones que se celebraban en casa de su marido pudo escuchar a los mejores científicos y expertos en armamento explicar los detalles de la tecnología militar más sofisticada de la época. Aunque la bella prisionera aprovechó aquel periodo para retomar sus estudios de Ingeniería de telecomunicaciones, la clausura matrimonial se le hizo tan insoportable que acabó huyendo a París. 

Escapó a tiempo de los nazis, que poco después anexionaron Austria y enviaron a la muerte a cualquier judío sin la menor consideración por su fama o fortuna. Hedwig consiguió anular su matrimonio y después marchó a Londres. Allí se entrevistó con Louis B. Mayer, el mandamás de la Metro Goldwin Mayer. Al principio intentaron contratarla por poco dinero, pretextando la mala fama que le había reportado Extasis en Estados Unidos, donde la película había sido prohibida. De hecho, Mayer le sugirió que debía cambiar su nombre para no ser reconocida, proponiéndole el de Hedy Lamarr. Este era el apellido de su ex amante, una actriz de cine mudo y guionista que también había sido coronada como “la mujer más guapa del mundo” pero que murió víctima del alcohol y las drogas duras. Hedy consiguió firmar un ventajoso contrato y se convirtió en una gran diva tras el sensacional éxito de Argel (1938), con Charles Boyer. Encarnaba a la perfección el arquetipo de seductora de aspecto exótico, aunque ella era muy crítica con ese glamour que obligaba a las mujeres, para ser aceptadas, a fingir que eran tan tontas como hermosas.


Pero Hedy no era una actriz al uso sino que dedicaba su tiempo libre a diseñar artefactos. Su biógrafo Richard Rhodes asegura que odiaba las fiestas, no bebía y su principal hobby eran los inventos. Como judía, además, comprendía el peligro que representaban para ella los nazis, por lo que no es extraño que dedicara sus esfuerzos a conseguir su derrota a manos de los aliados. En 1942, año en que por fin Estados Unidos entró en guerra, Hedy se encontraba en la cima de su fama. Junto con el compositor vanguardista George Antheil registró una patente a la que llamaron el “sistema secreto de comunicaciones” y cuyo uso cedieron gratuitamente al gobierno de los Estados Unidos para colaborar al esfuerzo bélico. Pero merece la pena detenerse en los detalles de cómo estos dos genios, cada uno con sus aportaciones respectivas, abrieron el camino a los sistemas de comunicación inalámbrica que han revolucionado por completo nuestro modo de vida.
Durante aquella época las comunicaciones por radio tenían escasas garantías de seguridad, puesto que el enemigo podía localizar fácilmente los canales utilizados. Además de enterarse del contenido del mensaje, era posible localizar al emisor y anular las transmisiones. Por ello, aunque era conocida la tecnología para teledirigir bombas y torpedos, resultaba muy sencillo bloquearlos de esa manera. Hedy, que por aquel entonces tenía 26 años, trabajó el problema planteándose el modo en que podría evitarse tal manipulación. Se le ocurrió entonces el salto aleatorio de frecuencias entre distintos canales, pero no sabía cómo sincronizar los cambios de frecuencia entre el receptor y el transmisor, y es aquí donde entra en escena George Antheil. 

Este había conseguido sincronizar 12 pianolas para producír sonidos estereofónicos absolutamente inéditos. El compositor escandalizó al todo París, a pesar de ser una ciudad siempre de vuelta de todas las novedades, con su polémica partitura para el Ballet mecánico (1924). Compuso esta obra para la película abstracta de Fernand Léger , en la que el compositor hacía alarde de una fusión de sonidos procedentes de pianolas, martillos y hélices de avión, sincronizándolos sin cables. Al escuchar aquella algarabía, espectadores tan rupturistas como Picasso, James Joyce, Satie, Man Ray o Joan Miró se lanzaron a gritar, arrancaron las butacas de su sitio y las lanzaron al foso de la orquesta. Un auténtico alboroto que también encerraría la clave para una de las mayores revoluciones tecnológicas de la historia.

En 1941 Hedy conoció en una fiesta en Hollywood a George Antheil y, durante los seis meses siguientes, ambos trabajaron mano a mano en el proyecto de la actriz, aprovechando la experiencia lograda por el compositor en la conexión de las pianolas. Entre los dos perfeccionaron el sistema para teledirigir eficazmente torpedos, con el fin de que no fueran detectados y lograran impactar en los objetivos enemigos. El sistema secreto de comunicaciones que diseñaron los inventores permitía proteger las señales cambiando su frecuencia de transmisión continuamente. La señal que guiaba el torpedo saltaba de una frecuencia a otra de forma tal que resultaba imposible detectarlo y bloquearlo. Para ello utilizaron un sistema similar al de los rollos de las pianolas con que el compositor ya había experimentado. Concretamente, el rollo de la pianola cambiaba aleatoriamente la señal enviada entre un centro de control y el torpedo en un rango de 88 frecuencias en el espectro de radiofrecuencia, que se correspondía con las 88 teclas blancas y negras del teclado de un piano. El código específico para la secuencia de las frecuencias sería idéntico para el banco de control y para el torpedo, de manera que al enemigo le resultaría imposible descifrar las 88 frecuencias porque ello requeriría un sistema extremadamente costoso y complejo.

Hedy Lamarr quiso unirse al Consejo Nacional de Inventores pero sus miembros, la mayoría hombres, no la aceptaron y le sugirieron que podría ayudar mejor al esfuerzo bélico usando su fama y belleza para vender bonos de guerra. La actriz se había convertido en una pin-up muy solicitada, igual que Rita Hayworth, Betty Grable, Dorothy Lamour o Jane Russell. y su imagen aparecía en pósters propagandísticos. El comprador de 25.000 dólares en bonos de guerra recibiría en premio un beso de la actriz, que en una sola noche consiguió vender 7 millones de dólares. Ello nos da idea de su enorme popularidad en aquellas fechas.

La patente 2,292,387 fue concedida a George Antheil y Hedy Kiesler Markey, el apellido de su esposo en aquel momento, el 11 de agosto de 1942 y la cedieron desinteresadamente al Ejército de los Estados Unidos, que la mantuvo en secreto y solo posteriormente desarrolló programas de investigación sobre la idea. La armada no confió demasiado en este mecanismo, seguramente porque no acabó de entender el sistema de las pianolas. Los militares estaban más preocupados en solucionar el problema del lanzamiento de los torpedos, que sólo obtenían un 40% de aciertos. Podemos imaginar la impotencia de Hedy y George Antheil sabiendo que no se estaba poniendo en práctica su invento, que podía colaborar de manera muy efectiva a la derrota de los enemigos.
La patente resurgió en la década de los 50, cuando algunas empresas comenzaron a desarrollar una tecnología inalámbrica conocida con el nombre de CDMA. En 1954 la idea se utilizó en el sonobuoy, un minisónar integrado en una boya portátil. En 1962 los barcos militares estadounidenses la emplearon durante el bloqueo a Cuba, una vez que la patente ya había expirado. En los años 90 los ingenieros que desarrollaban las redes inalámbricas se enfrentaban al mismo problema de evitar que los equipos de comunicaciones se interfirieran mutuamente en el mismo canal y que las emisiones simultáneas fueran posibles. Para ello se rescató la idea de Hedy y George de que los equipos, en lugar de un único canal, se movieran por un rango de diferentes canales de radio, cambiando la frecuencia al azar. El inconveniente de que varios emitieran por el mismo canal en un mismo momento era real, pero la probabilidad de que ello sucediese era mínima, por lo que el sistema resultaba útil. Los rollos de pianola se sustituyeron por sistemas electrónicos que establecían el salto aleatorio de frecuencia entre dispositivos, permitiendo minimizar las interferencias o su interceptación no autorizada. Cuando la tecnología se abarató lo suficiente para que el sistema de cambio aleatorio de frecuencia se pudiera utilizar en equipos comerciales, se lanzó al mercado. Se trata de los denominados sistemas de espectro ensanchado por salto de frecuencia. En 1998 la Wi-LAN Inc. adquirió el 49% de los derechos de la patente, que se utiliza para la tecnología Bluetooth, COFDM (conexiones de red Wi-Fi ) y CDMA, usada en las comunicaciones de teléfonos inalámbricos. Las ideas de Hedy y George también están en la base de la cuarta generación de tecnología inalámbrica, teléfonos móviles capaces de tremendos avances en la calidad de las comunicaciones, lanzando las señales a través del total espectro disponible.

Hedy Lamarr fue una de las mayores estrellas del edad dorada del star system en Hollywood, aunque desaprovechó su talento en películas en las que sólo mostraba su aspecto sensual, con su melena negra que le daba un toque muy oriental. Cecil B. de Mille la convirtió en paradigma de la mujer fatal en Sansón y Dalila (1949), su último gran éxito cinematográfico.
No estuvo muy acertada rechazando películas que resultaron ser bombazos de taquilla ,como Casablanca, Laura o Duelo al sol. Debido a los abusos de la Metro, fundó su propia productora pero resultó un fracaso. A finales de la década de los 50 comenzó su declive físico y profesional. La prensa sensacionalista publicó que había sido detenida por robar en grandes almacenes.
El caso de Hedy Lamarr es especialmente ilustrativo de los problemas que tuvieron que afrontar las mujeres con talento suficiente para hacer aportaciones al campo de la ciencia y la tecnología. Nada hay más elocuente que su rechazo por el Consejo Nacional de Inventores estadounidense, cuyos miembros le señalaron como camino poner en venta su belleza. Por otro lado, la patente no estaba a su nombre sino al de su entonces marido, lo que dificultó que se identificara como autora a la estrella hollywoodiense. Hedy se lamentaba del olvido en el que se encontraba:“Si se utiliza en todo el mundo, ¿por qué no he recibido ni una carta?
Otras aportaciones de la inventora fueron la Coca-Cola instantánea, una pastilla que se disolvía en agua para conseguir el refresco, aunque finalmente no funcionó; el collar fluorescente para perros, un nuevo tipo de semáforos o mejoras en el diseño del Concorde.


A Hedy le llegó muy tarde el reconocimiento público, y para entonces George Antheil había fallecido. Muchos años atrás En 1998 la Electronic Frontier Foundation les concedió el Premio Pionero por su enorme contribución al desarrollo de la técnica de conmutación de frecuencias, una tecnología esencial para los sistemas inalámbricos. La anciana Hedy no acudió a recoger ese premio tan extemporáneo. Moriría con 85 años en el 2000.
Google le ha dedicado un estupendo Doodle animado que comparto aquí. No os lo perdáis:



Fuentes consultadas:
-Hedy Lamarr y el Sistema Secreto de Comunicaciones. Espacio Fundación Telefónica. 2013.Web.
-Hedy Lamarr. Wikipedia.en. Web.
-Brown, Simon: From a skin flick to bluetooth. One woman ´s amazing life. Web.
-Garrido Courel, Maite: Hedy Lamarr: la estrella de cine que inventó la tecnología precursora del wifi. 3-2-2014.Web.
-Hedy Lamarr, la precursora de la telefonía 3G. 15-1-2007.Web.
-¿Qué pinta Hedy Lamarr en tu wifi? El País. 7-1-12. Web.
-Las estrellas. Ed.Urbión, 1980.


miércoles, 31 de octubre de 2018

TRES EMPERATRICES SIRIAS

Busto de JULIA DOMNA

Emesa, la ciudad Siria en la que nació la emperatriz Julia Domna hacia el 170 se llama hoy Homs. Fue la tercera ciudad más importante de la Siria moderna, después de Damasco y Alepo. Digo fue, porque hoy es un solar devastado desde 2011 por la guerra civil. Ciudad industrial con casi un millón de habitantes, su población ha disminuido en un tercio, unos muertos, la mayoría huidos, emigrados.



Hija del sumo sacerdote de Baal, Heliogábalo, Julia Martha (Señora) cambió su nombre a Julia Domna. Dicen que un horóscopo le vaticinó que se casaría con un hombre que llegaría a emperador. Tal vez eso favoreciera que Lucio Septimio Severo, procónsul y comandante de la Legión III se interesara aún más por ella, o mejor su excelente educación, juventud, inteligencia y belleza. El caso es que la tomó, viudo, como segunda esposa en 187. Severo tenía 40 años y Julia no había cumplido los veinte. Cuando marcharon a Roma a la flamante emperatriz le acompañó su hermana mayor, Julia Mesa.



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Septimio Severo era africano de origen. No extraña que ampliara los derechos de ciudadanía a las provincias. Admiraba a Aníbal, enemigo histórico de Roma, erigiendo estatuas en su honor. Y eligió para sus segundas nupcias a una siria genial. Parecía como si el Imperio hubiera encontrado un salvador. Severo era un enérgico y rígido soldado de puño de hierro, un autócrata que consiguió durante su reinado (193-211) cierta estabilidad y consolidación de la autoridad imperial, enfrentando la tendencia a la disgregación del aparato estatal.



Cherchez la femme! Seguramente Septimio Severo no hubiera conseguido su objetivo sin el consejo y la gestión de su Señora, que fue capaz en medio de las crisis fronterizas e internas de crear una dinastía. El periodo ha sido llamado "la edad de los Severos y de las Mujeres Sirias". Julia Domna se convertirá en la emperatriz con más poder en la historia de Roma, consejera y acompañante del emperador en sus expediciones militares, Mater castrorum (Madre de los alcázares).  



De aquel matrimonio nacieron dos hijos que se odiarían a muerte: Basiano y Geta. Después de que Severo muera combatiendo a los britanos, el primero asesinará al segundo en brazos de su madre y se proclamará emperador con el nombre de Caracalla (lo llamaron así porque al parecer puso de moda en Roma una capa con capuchón de origen galo). Caracalla era también un soldado, más cruel que severo purgó a los partidarios de su hermano y dejó las cuestiones de Estado en manos de su madre durante su imperio (211-217), por ello Julia Domna fue considerada "Madre de Augustos, madre del Senado y de la Patria". Tanto su esposo como su hijo acuñaron monedas con su figura y nombre. 


Julia colmó a los soldados de privilegios y recompensas por sus servicios. En 212 concedió la ciudadanía a cualquier habitante libre del Imperio con tal de que estuviese empadronado. Una hábil solución para unificar impuestos y aumentar ingresos, especialmente por sucesiones (Constitutio Antoniniana). Esta universalización bajo el poder y culto al emperador y a la emperatriz (que adoptó el título de Diva, recogido de Livia, la esposa de Augusto) favorecerá la introducción de teologías monoteístas y ontologías monistas.


Áureo con el icono y el nombre de Julia Domna

Caracalla era un energúmeno que entregó Alejandría al saqueo de los soldados en 215 por haberse mostrado en el conflicto sucesorio partidarios de Geta. Julia sabía lo poco de sí que daba el talento de su hijo, se adaptó e influyó en sus decisiones cuanto pudo. Adoptó el concepto de herencia y transmisión de linaje propio de los reyes helenísticos, de sucesión dentro de la Domus imperatoria. Julia Domna ya acarició el proyecto de dividir el Imperio entre sus dos hijos Caracalla y Geta. Pero el primero le salió sapo.



Difamada por el envidioso primo del emperador, el prefecto Cayo Fulvio Plauciano, la emperatriz se retiraría por un tiempo de la corte y la gestión del Imperio para dedicarse a la religión y a la filosofía. Formó un círculo de intelectuales y artistas del que formaron parte con seguridad el filósofo Filóstrato y el médico Galeno. Se discute si Julia Domna es la mujer para la que Diógenes Laercio, el gran doxógrafo, escribió sus famosas Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos... Lo seguro es que Julia encargó a Galeno una obra sobre dietética y estética femenina y a Filóstrato su famosa Vida de Apolonio. Y también se sabe que Julia dotó la cátedra imperial de retórica de Atenas que ocupó a petición suya Filisco de Tesalia y financió la restauración del tempo de Vesta.  La emperatriz no actuaba solo como mecenas, sino que participaba activamente en las discusiones y proyectos de su círculo.



Denario de Julia Domna con el título de Augusta

En 217 un complot acabó con Caracalla, dirigido por el prefecto pretoriano Macrino, un tipo muy popular pero que no pudiendo ampliar los derechos de la soldadesca, tuvo también que comprar a precio de oro la paz con los partos. Los motines no tardaron en estallar. El principado de Macrino fue sólo un paréntesis (217-218) en la dinastía de los Severos. En el santuario de Emesa, Julia Domna, que padecía cáncer de mama, se dejó morir ayunando según el historiador Dión Casio, pero antes de suicidarse había creado una especie de dinastía femenina con su hermana Julia Mesa, mujer autoritaria y ambiciosa, y sus hijas Julia Semia (o Soemias) y Julia Mammea. Fue en Siria donde se abrió paso la candidatura del hijo de Julia Semia y Vario Avito Basiano, llamado también Basiano, gran sacerdote de Baal, el dios solar de Emesa, y que gobernaría Roma a partir del 218 con el nombre de Heligábalo.



Pero Heliogábalo, orientalista y corrupto en extremo, convirtió la corte en un prostíbulo superando con creces a Calígula o Nerón en cuanto a orgías y bacanales organizadas en el Palatino. Además, su madre y amigos se permitían con el dinero del Estado excesos inauditos. En realidad, gobernaba Julia Mesa, que convenció a su sobrino nieto para que adoptase a su primo Alejandro, hijo de Mammea, y lo proclamara César. Poco después los pretorianos ejecutarían a Heliogábalo con toda su familia (222), siendo proclamado emperador Alejandro Severo, que tenía trece años y medio.



De los asuntos de Estado siguió ocupándose Julia Mesa y luego, cuando murió, Julia Mammea. El emperador, de refinada educación, estuvo hasta el final de sus días sometido a la influencia de su "Augusta madre", que afianzó de nuevo los poderes civiles frente a los militares. Será la época del gran jurisconsulto Domicio Ulpiano. Sin embargo, tanto Mammea como su hijo fracasaron en la campaña contra los persas, siendo destronado éste por Maximino. Sus mismos centurianos sacrificaron a Alejandro Severo sobre el pecho de su madre.


Bibliografía

Paloma Aguado García ha escrito una biografía de la emperatriz Julia Domna, y Santiago Posteguillo se ha llevado el premio Planeta de este año con una novela Yo, Julia, que narra su juventud.

Fdez. Uriel, Pilar. Historia de Roma, UNED, Madrid, 2001.
Ferrer Valero, Sandra. "La emperatriz filósofa, Julia Domna (170-217)", en Mujeres en la Historia.
Kovaliov, J. I. Historia de Roma, Akal, 1979.





martes, 30 de octubre de 2018

"SEMPRE XONXA". LA GALICIA DE CHANO PIÑEIRO.


Escrito por José Losada

En un artículo publicado por Manuel Rivas en el diario El País con ocasión del fallecimiento en 1996 de su amigo el poeta Lois Pereiro recuerda lo que este le dijo en un ambiente tabernario y futbolero: “Lo escrito se arrebata a la muerte”. La frase, rotunda en sí misma, adquiere tonos lapidarios porque quien la pronunció solamente vio publicados en vida dos libros de poemas. 


Cuando una muerte prematura separa al creador de su afán artístico nos queda un regusto amargo al pensar hasta dónde podría haberse desarrollado su capacidad; y es fácil suponer la frustración de quien se ve  forzado a “dejarse en el tintero” los frutos de su ingenio, perdidos irremisiblemente junto con la vida del que estaba llamado a alumbrarlos.
Algo parecido le ocurrió a "Chano" Piñeiro (Luciano Manuel Piñeiro Martínez; Forcarei, 1954-Vigo, 1995) cineasta gallego que con gran esfuerzo plasmó en un largometraje su profundo amor por el cine y cuya muerte a la edad de cuarenta y un  años  nos ha privado de contemplar otras obras posteriores. Cuando están próximos a cumplirse treinta años desde el inicio de su rodaje conviene dedicarle un recuerdo, destacando sus valores etnográficos pues, no considerándome un experto en el arte cinematográfico, desisto de hacer una valoración en ese campo, siempre discutible y sometido a  contradicción.
Ciertamente "Sempre Xonxa", que así se llama la película, no es la única  de "Chano" Piñeiro (realizó también dos cortometrajes y otra “xacobea” por encargo de la Xunta de Galicia), pero reúne dos características que la hacen merecedoras de especial estima: es su primer  y único largometraje y se trata de una obra muy personal en la que se plasman las inquietudes de un autor que, como dijo en una ocasión, quería dar voz a su pueblo, a su propia gente.
Presenta una continuidad temática y estética con el cortometraje Mamasunción, que recibió varios premios y abrió a Piñeiro la posibilidad de ver cumplida su ilusión de dirigir una película larga. Como no es objeto de esta entrada, dejo un enlace para quien quiera conocerla y otro que nos permite saber de las vicisitudes de su rodaje y acercarnos a la biografía y personalidad del director a través de un documental, obra entre otros de un compañero de clase en la EGB, Francisco  Rozados.

En "Sempre Xonxa" asistimos a la historia de los tres protagonistas,  la mujer que da título a la película, Pancho y Birutas, a los que vemos retratados desde la infancia hasta su plena madurez.
El autor acompasa esas diferentes épocas con las estaciones del año y esto le permite presentar un ciclo completo, tanto por lo que se refiere al paisaje como a otros aspectos (las labores agrícolas, las fiestas…), dando ocasión para introducir leyendas y canciones enraizadas en la cultura popular. Podrían destacarse muchos aspectos que hacen muy valiosa la presentación de la historia: juegos infantiles, empleo de útiles y herramientas originales,  faenas del campo o artesanas en sus lugares originales, en los que la arquitectura popular queda reflejada de manera fidedigna.

Herrería de Compludo
Asistimos también al trabajo en una forja (según los títulos de crédito, la escena se rodó en la Ferrería de Compludo, en León), al funcionamiento de un molino que sirve de rítmico decorado para una de las escenas más dramáticas, a la vendimia en una viña de “ribeira” y a la recogida de castañas.
 Acompañamos a los personajes en su tránsito por “corredoiras”, nos impresionamos antes el paisaje de las Médulas (declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco),  somos testigos de un bautizo, un entierro y una verbena, y conocemos una aldea del interior de Galicia, con sus construcciones tradicionales de piedra, madera y pizarra (Santa Olaya de Petín y Bustelo de Fisteus).
Las Médulas

Bustelo de Fisteus
Sin olvidar ejemplos de cultura inmaterial; en este ámbito me gustaría destacar  una costumbre, de la que también queda rastro en la novela de Xosé Neira Vilas, “Memorias dun neno labrego”. Cuando a Xonxa, que está en la cuadra ordeñando a mano las vacas, la avisan de que un zorro ha entrado en el gallinero, abandona a toda prisa su labor (frustrando así los intentos de acercamiento de un Birutas indiano), se arma con una horca y va al encuentro del animal, ante la expectación de los que esperan fuera. Cuando por fin sale del gallinero con su oponente ensartado, lo entrega a los niños para que recorran la aldea atribuyéndose la hazaña y puedan recibir regalos de los vecinos más generosos y criticar con una cantiga de escarnio a los que no lo son tanto.
Solamente por todo eso sería muy recomendable una revisión de la película, pero nos centraremos en tres aspectos: el “Entroido”, la emigración y las leyendas y canciones que aparecen a lo largo de la historia.
TRADICIÓN ORAL
La tradición oral está engarzada en varias escenas de la película y es utilizada por el autor como recurso narrativo que confiere continuidad al relato. Así, la canción a la que seguidamente se hará referencia comienza cuando la protagonista acuna a su hija y termina con la misma niña ya mayor. Además, y con esa función de articulación de la historia, leyendas, mitos y otras muestras de la cultura popular aparecen diseminadas a lo largo de la película, contribuyendo a ofrecer un panorama más completo del mundo rural gallego en que se desarrolla el filme.
Se cuenta la historia de un gigante, tan grande como crédulo y torpe, muy interesado en comer carne de cristiano que cree reconocer mediante el olfato; y cuando su hijo le ofrece por tal un cuerno de vaca, se queja amargamente de su dureza, creyendo que es su apetecido manjar.
O val das mouras

Y también se narra la de una “moura” que regala una cesta a una persona hambrienta, con la condición de que no la abra hasta llegar a su casa; como el agraciado no puede resistir la curiosidad y no cumple lo acordado, descubre, para su pesar, que estaba llena de carbón y no de comida.
Los protagonistas adolescentes andan a la procura de un tesoro enterrado que pertenecía a los “mouros”,- seres extraordinarios, dueños de grandes riquezas, que habitan escondidos a los ojos de los seres humanos-,  de esos de los que da cumplida noticia la herramienta indispensable para los buscadores de riquezas, el libro conocido por “Ciprianillo”. 

Birutas engaña a sus compañeros y vuelve solo al lugar en el que cree haber encontrado una olla que, si estuviese repleta de oro, le haría  rico. La otra posibilidad es que lo estuviese de un veneno capaz de matar a todas las personas en siete leguas a la redonda. Esta dualidad entre el éxito y el fracaso, que se plantean como separados por una tenue línea, se observa también en otra historia que tiene lugar cuando los protagonistas son adultos y buscan denodadamente una construcción subterránea habitada por una extraña mujer; al encontrarla (en una escena que podría calificarse como realismo mágico si no fuese porque tiene ecos de la obra de Álvaro Cunqueiro y considero que es más apropiado relacionarla con ella), todo se derrumba con gran estrépito, como en las leyendas que hablan de un edificio construido sobre una trabe de oro y otra de alquitrán que, si se toca, provoca la mayor de las catástrofes.

Tampoco falta la referencia a la Santa Compaña, llamada en esta caso “Labarida”. La abuela de Pancho está muy asustada porque la ha visto en el campo. Tras contarlo, se oye el canto de una lechuza que motiva que, angustiada, exclame: “Es por mí”. En la tradición gallega el encuentro con la procesión de los muertos de la parroquia es señal que anuncia la próxima muerte. Así ocurre en este caso, pues la siguiente escena es la del entierro de la anciana.
Para los interesados en estos temas, dejo dos enlaces al blog Tinieblas en el corazón: “Mouros, mouras y otros personajes de leyenda” y “Abejas que vienen de la luna”.
En la canción a la que antes se hizo referencia, calificada de mágica y capaz de atraer a los sueños maravillosos, se narra el amor de un sol y una luna personificados como hombre y mujer. Cuando comprenden que su amor es imposible, por estar cada uno encadenados al día y a la noche, las lágrimas del varón se convierten en lluvia y sus amargos suspiros en viento que golpea las puertas. Esto último me recuerda al poema de Celso Emilio Ferreiro titulado “Canción de berce”.
LA EMIGRACIÓN.
En una película de las características de "Sempre Xonxa", que aspira a mostrar la Galicia real como escenario de la historia que se narra, no podía faltar la emigración. Es Birutas el que abandona la aldea siendo casi un niño para buscar fortuna en América. Tras bastantes años sin noticias,- el maestro de la escuela inventó nuevas de un próximo regreso para calmar las últimas angustias de su madre-, reaparece, triunfador,- con traje blanco de indiano y conduciendo un haiga-, precisamente, el día de la fiesta mayor. El regreso no tiene que ver con la añoranza de su tierra sino con la mezquina idea de recuperar lo que cree que le pertenece, la bella Xonxa. Al saber que estaba casada con Pancho, trama una disimulada venganza, para lo cual convence a este para que le acompañe en su vuelta al Nuevo Continente. Esto permite a Piñeiro recrear con gran fidelidad el embarque  en la propia Estación Marítima de Vigo, con gran número de figurantes y una escenografía que nos permite tener una idea muy aproximada de la realidad. 
No hay más que contemplar las fotografías de la época para acreditarlo. Por ejemplo, véase la exposición titulada “Os Adeuses” sobre el fotógrafo Alberto Martí, organizada por el Consello da Cultura Galega, en el siguiente enlace:
  Sorprende encontrar imágenes muy similares a las rodadas por el director de Forcarei: las colas para embarcar, la misa celebrada casi al pie de la pasarela del trasatlántico y también el retrato de un ambiente lleno de la tristeza, miedo y desarraigo que acompañan a quien abandona su tierra para, quizás, no volver nunca más.


















De la meticulosidad del cineasta nos habla la reproducción de una conocida fotografía, la que muestra a un adulto y un niño (recientemente he sabido que se trata de Xan y Xurxo Calo, de Fisterra) compartiendo el mismo llanto.
Manuel Ferrol en La Voz de Galicia
Hay también un homenaje a los fotógrafos que recogían esos adioses tan patéticos con la aparición de Manuel Ferrol (1923-2003) interpretándose a sí mismo y portando una cámara de la época. Para situar al espectador el director se sirve de una portada del periódico Faro de Vigo que da noticia de la visita a Europa del presidente Lyndon B. Johnson.
El destino de Pancho se conoce por los altavoces que anuncian la salida de un barbo con escala en Tenerife, Buenos Aires y Montevideo. En los años sesenta del siglo XX el flujo migratorio que abandonaba Galicia sin cesar se dirigía principalmente a otros lugares,- países de Europa, zonas industrializadas de España-, pero el protagonista no va a hacer las Américas por su cuenta sino que se deja atrapar en la hermosa trampa tendida por quien creía su amigo, que gozaba de una posición envidiable tras varias décadas de emigración.
Para terminar con este capítulo ofrezco un gráfico de elaboración propia que permite apreciar, usando como ejemplo la evolución de la población del municipio de O Saviñao, el impacto de la emigración en Galicia y hasta qué punto lastró su desarrollo y bienestar.
  
ENTROIDO
El valor etnográfico de la película se hace más patente, si cabe, en las escenas que se desarrollan con ocasión del Entroido aldeano. Entonces adquiere tonos de documental, porque recoge variadas costumbres que sirven como telón de fondo al descubrimiento que Xonxa hace del verdadero carácter de Birutas. Con la ayuda del libro “A festa do Entroido”, de Federico Cocho de Juan, y de la colección de imágenes a las que se hará referencia al final, comprobaremos los esfuerzos del director por reflejar las peculiaridades que hacen único al carnaval en Galicia. Así, presenciamos un “folión”, desfile vecinal en el que algunos portan grandes bombos y otros hace sonar aperos metálicos (guadañas, azadas).

 El autor citado recoge desfiles parecidos a lo largo de toda la montaña ourensana y aporta datos curiosos, como que el bombo de calidad es aquel cuya madera haya sido cortada un día de la semana no lleve la letra ere  y durante la luna vieja. Los relaciona con los denominados “alardes” en las fiestas patronales de Euskadi, con las procesiones de Semana Santa e incluso con la especial querencia que por la  percusión observa en el carnaval de Río de Janeiro. Volviendo a Galicia, nos recuerda que el “folión” de Manzaneda se acompaña de una persona disfrazada de toro, tal y como aparece en la película.

También nos dice que cada parroquia organiza el suyo, que se distingue del de las vecinas por un ritmo característico y repetitivo. Separa esta costumbre de otras más transgresoras, pues los “foliones” acuden a las parroquias vecinas, siguiendo normas de cortesía y con reciprocidad al año siguiente.
En la película de Piñeiro no faltan tampoco otros personajes enmascarados de sonrisa maléfica.


En Xinzo de Limia se llaman “pantallas”; “boteiros” en Viana do Bolo; “troteiros” en Bande, y “peliqueiros, cigarróns, felos o zarramaculleiros” en Laza, Verín, Cualedro y Maceda. 
En estos casos, recogidos en la provincia de Ourense, llevan en las manos algún elemento “fustigador” (vara, tralla o una vejiga de cerdo convenientemente curtida e inflada). Personajes similares se encuentran en otras comarcas pero  con talante más festivo, es decir, sin zurrar a los vecinos.


El ruido vuelve a aparecer como elemento importante; esta vez, el de los cencerros que llevan atados a la cintura y que contribuyen a anunciar su presencia a los más despistados. Una característica que me parece muy llamativa es la representación de los animales en  las máscaras de madera de los “cigarróns” y “peliqueiros” (“carautas”) junto con crines de caballo o una cola de gato o zorro, todo lo cual contribuye, según el autor que nos sirve de guía, a conservar la idea de animalidad que es propia de estos personajes, autorizados a cometer maldades solamente durante el Entroido. Esta idea aparece también en la vestimenta de O Caladiño durante la fiesta, con cuernos y cubierto por una piel de carnero u oveja.


La imagen se relaciona con los “osos carnavalescos” (el de Salcedo, en  A Pobra de Brollón, es un ejemplo); el lector interesado podrá encontrar en este mismo blog amplia y documentada información sobre costumbres muy arraigadas en toda Europa.


Presenciamos una especie de batalla desarrollada entre las casas  en la que los vecinos más jóvenes persiguen o son perseguidos en medio de una nube blanca. Se trata de la “farelada” que se celebra, según los lugares, tres domingos antes del martes de Carnaval o bien el domingo o lunes anterior y en la que los varones intentan manchar con harina a sus congéneres del sexo femenino.


En algunos lugares se cambia el inofensivo trigo molido por trapos mojados en barro, hormigas enfurecidas con vinagre, ceniza o incluso excrementos de animales. La broma puede ir dirigida a escarmentar a los que no van disfrazados dentro del ambiente transgresor y alocado que domina el carnaval. 
En el colegio al que yo asistía desaparecían las tizas de la pizarra  conforme se acercaban los días de fiesta, para reaparecer entonces en las manos de los alumnos más avispados, que se complacían en rayar las espaldas de sus condiscípulos al son de la frase: “Que no te parezca mal pero estamos en Carnaval”.
Dentro de la misma línea, Birutas persigue a Xonxa con un haz de paja encendida en la mano; ella se rinde, pero él no ceja en un empeño que, como el espectador descubrirá más adelante, hunde sus raíces en sentimientos nada festivos.
También hay referencia en el film a la quema, siempre colgados de un lugar visible, como una farola o un árbol, de unos muñecos hechos con paja y harapos. Se trata de una muestra de la batalla de sexos que caracteriza a la fiesta de la que estamos tratando. Los dos jueves anteriores al martes de Entroido sucesivamente se dedican a los compadres y las comadres, que es como se llama a esos muñecos grotescos, según simulen la forma del varón o de la mujer (en otros lugares se les denomina “Mecos” e igualmente están destinados a ser quemados). 

jrcasan.com
Los chicos intentan liberar al compadre de las “afrentas” que les infligen las chicas; y estas, cuando así les corresponde, hacen lo mismo por la comadre. Federico de Cocho atribuye a estos muñecos la capacidad de propiciar la “liberalidad sexual y etílica”, ya que entre tantos dimes y diretes siempre había lugar para algún exceso en la primera materia, siempre consentido por producirse en un ambiente lúdico.
Las escenas del Carnaval en la película terminan con un baile o pequeña verbena amenizado por un acordeón, que el autor citado también recoge en su libro entre las celebraciones propias de la fiesta que estudia.
En este enlace  a la edición digital del diario El Correo Gallego, encontramos una amplia colección de fotografías realizadas en Compostela con ocasión de una muestra de los Entroidos declarados fiestas de interés turístico. Algunas de ellas ilustran este capítulo.

REPARTO
Aunque que sé que con ello me aparto de mi propósito inicial de no hacer valoraciones sobre cuestiones cinematográficas, no me resisto a dar por finalizada esta entrada sin dedicar algunos párrafos al elenco de la película. Piñeiro ya había demostrado en su corto “Mamasunción” su predilección por los actores no profesionales, en su afán por retratar de la manera más fiel posible el escenario en el que transcurre la historia. Es deliciosa la parte del documental al que se hizo referencia al principio en la que se explica las muy avanzadas técnicas actorales de la anciana protagonista.


 Siendo el del "Sempre Xonxa" un proyecto más ambicioso, y sin renunciar a ese tipo de intérpretes,  es normal que recurriese a otros de fuera de Galicia. 

En este grupo me gustaría destacar a Aurora Redondo (en un pequeño papel como abuela de Pancho) y a Loles León. Mimí o Minga, la criada del cura, es una mujer exuberante y alegre, como demuestra en el Carnaval; quizá influida por los vapores del alcohol, afirma ante aquel que se le ha aparecido la Virgen de los Dolores en bicicleta, dando lugar a una respuesta ingeniosa, pues para el clérigo ninguna cosa extraordinaria son las apariciones marianas ni tampoco la utilización de un vehículo, dada la necesidad de desplazarse. Es otra escena de realismo mágico o cunqueiriano, tan del gusto del autor. Cuando el ama ya ha fallecido, se cuenta de ellas que, al final de sus días, estaba convencida de que era una loba. Se trata de un nuevo lazo a la tradición oral y a las leyendas gallegas sobre el que quizá volvamos en otra ocasión.


De los actores gallegos, y sin desmerecer en absoluto a los tres protagonistas,- Uxía Blanco, Miguel Ínsua y Xavier R. Lourido-, me gustaría destacar a otros tantos, cada uno por razones distintas. A Rodrigo Roel, que interpreta al cura, porque lo veía algunas veces en Santiago. A Roberto Vidal Bolaño, el honesto maestro que acompaña a los protagonistas desde la infancia,  como justo reconocimiento a su gran labor como dramaturgo y actor, que fue premiada con la dedicación del “Día das letras galegas” de 2013. Falleció en 2002.

La Voz de Galicia












Y, finalmente, a Roberto Casteleiro, “O Caladiño”, por el singular acierto con el que encarna a un personaje mitad sabio y mitad loco que consigue enternecer al espectador. Su imagen recuerda en cierta manera a uno de los personajes de la serie de dibujos animados “Los Autos Locos”, al profesor Lokovich (en inglés, Pat Pending).
Sus apariciones suelen ir acompañadas de extraños aparatos: máquinas de volar, un péndulo de Foucault artesano o un extraño artefacto (con cierto parecido al que usaban los romanos para medir las millas de sus vías) que emplea para buscar el tesoro custodiado por la extraña mujer; en otras está enfrascado en labores de alquimia o investiga con tesón la temperatura corporal de las gallinas,  quizá en busca de la que pone los huevos de oro.
Casteleiro  falleció en 2016 a la edad de 77 años; en las noticias publicadas entonces se le describe como historiador, actor y director teatral. Había nacido en Ferrol, donde trabajó en sus astilleros; se trasladó a Barcelona para realizar estudios universitarios y, posteriormente, ejerció allí como profesor en varios centros públicos de enseñanza. Durante toda su vida se sintió atraído por el mundo de la escena en sus varias vertientes.

Ojalá esta entrada haya servido para despertar en el lector el interés por revisar esta película. Merece la pena.