1.- INTRODUCCIÓN.-
Tanto Platón como Levi-Strauss nos advierten de los peligros de escribir libros; el primero (Carta VII), porque una vez dados al público, no pueden defenderse de los ataques de quienes los leen, ya que siempre dicen lo mismo, y las interpretaciones varían con los lectores; el segundo, porque su autor, tenido como "padre de la criatura", no se encuentra siempre en el mismo punto intelectual que cuando lo hizo; evoluciona, se transforma y no debe verse obligado a responder de estos "hijos" y su aventura por el mundo (Mito y Significado).
Carmen Laforet optó por el silencio tras su gran éxito con Nada (1944), con la que ganó la Primera Edición del Premio Nadal, un hecho muy raro, al tratarse de una mujer y muy joven en un país todavía con las heridas abiertas de la guerra y precipitándose a un largo período de oscurantismo y roles prescritos, y no precisamente el de escritora era el más señalado para las mujeres. Sin embargo, la novela ha tenido un gran recorrido y reconocimiento, sobre todo la novedad de su narración - poniéndose como ejemplos esta obra y La Familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela de la nueva narrativa de posguerra en España - , donde casi no hay acción y sí mucha reflexión, donde la protagonista casi no aparece, y de la que conocemos sobre todo su corriente de conciencia, y de su aspecto o acciones por lo que dicen los demás de ella. Esta vaguedad e indefinición hizo posible que la novela superase la censura franquista, gracias al dictamen del censor: "Novela insulsa, sin estilo ni valor literario alguno. Se reduce a describir cómo pasó un año en Barcelona en casa de sus tíos una chica universitaria sin peripecias de relieve". El censor demostró que no había entrado en los planteamientos de la novela. Hoy tenemos una amplia variedad de perspectivas desde las que abordarlas, tales como su relación con el método de estudio antropológico o - la que haría palidecer de rabia al censor - o su interpretación como novela feminista.
2.- LA AUTORA, LA OBRA Y LAS CIRCUNSTANCIAS.
2.- LA AUTORA, LA OBRA Y LAS CIRCUNSTANCIAS.
Tanto Carmen como Andrea muestran pronto su rebeldía y sus intenciones de enfrentarse a la vida por sí mismas: Andrea cuenta en la novela que, al morir su madre, se fue a vivir con los parientes de esta a un pueblo - sin más datos - y que fumaba para conseguir que la dejaran como imposible y la mandaran a Barcelona a estudiar. Según se recoge en la biografía Carmen Laforet. Una mujer en fuga, de Anna Caballé e Isabel Rolón, la novelista chantajeó moralmente a su padre para que la dejara ir a estudiar Filosofía y Letras a Barcelona, objetivo que consigue, y donde llega a casa de sus parientes, una ruina de tiempos mejores, con la mella de la guerra entre sus muros - la pérdida de espacio , el amontonamiento de trastos y el cuarto de baño, lleno de desconchones y humedades, que a Andrea se le antojan la imagen misma de la locura - y sobre todo, en sus habitantes. Tanto Andrea como Carmen cuentan con una pensión mensual de 200 pesetas para su manutención. Esta escasez de medios llevó a Carmen Laforet a presentarse a un premio literario convocado por el Frente de Juventudes en 1942, ya que no tenía dinero para un abrigo. Ganó el premio, y así consiguió la prenda.
El último día de la convocatoria del Premio Nadal, Carmen manda el manuscrito de Nada, y contra pronóstico ( es mujer, su perspectiva es femenina y recoge la frustración de la sociedad de la posguerra), gana a los 23 años las 5000 pesetas con las que está dotado y ser el libro más vendido de 1945. De repente, alguien que no tenía intenciones de dedicarse a la literatura, se ve inmersa en este mundo donde era una extraña. Y además, con el enfado de su familia, que se ve reflejada en los personajes y situaciones de la novela.
No se puede decir que haya nada escandaloso en la obra para su época - recordemos que el censor la dejó pasar por "insulsa" - , pero tampoco es fácil clasificarla en ninguna etiqueta literaria, ya que puede verse como una novela realista, tremendista, existencialista...todo ello al mismo tiempo y sin cumplir con todos los requisitos de cada una de ellas. Pero hay otra etiqueta que le cuadra: la de novela feminista, ya que la protagonista es una muchacha que se enfrenta a la vida por sí misma, que quiere descubrir el mundo ella misma sin falsas concepciones románticas de esperar al hombre que le proporcione el sustento. Este planteamiento es feminista, una corriente que en España había llegado a tener cierto predicamento durante la II República, pero que crecía imparable en Europa y Estados Unidos.
Pero esta novela admite, así mismo, otra lectura diferente: es un ejemplo del trabajo de campo antropológico, ya que Andrea observa a Barcelona, la Universidad, sus gentes y parientes como una cultura desconocida, un mundo del que no conoce las reglas de juego y al que se enfrenta para estudiarlo. El relato de Andrea se ajusta exactamente a lo que van Beck ( ver entrada de el blog Tinieblas en el corazón: http://anthropotopia.blogspot.com.es/2015/11/marcel-griaule-y-la-revision-posmoderna.html) describe :"todo relato antropológico es, en sí mismo, una narración, un cuento sobre otros cuentos construido por el antropólogo y sus colaboradores, producto de una interacción bicultural". Por esta razón en la novela la figura de la narradora casi no aparece: observa, registra, describe, pero no interfiere en gran manera en el devenir de los acontecimientos.
A.- NADA COMO NOVELA FEMINISTA.
1.- FEMINISMO.-
Feminismo es un término político que se refiere al reconocimiento de la subordinación histórica y cultural de las mujeres y la toma de conciencia de la necesidad de actuar para acabar con ello. En Wikipedia encontramos la definición:" El feminismo es un conjunto heterogéneo de movimientos políticos, culturales y económicos que tienen como objeto la reivindicación de los derechos femeninos, así como cuestionar la dominación y la violencia de los varones sobre las mujeres y la asignación de roles sociales según el género.
Entre los logros sociales del feminismo se cuentan el voto femenino, la igualdad ante la ley y los derechos reproductivos, y haber impulsado el reconocimiento de la igualdad de derechos para minorías étnicas y la mejora de las condiciones laborales. En su vertiente intelectual ha ejercido influencia sobre la Teoría Crítica, dando lugar a los Estudios de Género.
Según Celia Amorós, la lucha por la igualdad de las mujeres es la lucha por entender a los seres humanos en términos iguales, sin distinción de género. Sus orígenes se remontan a la Ilustración, cuando las mujeres comenzaron a reivindicar su derecho a ser educadas como los varones, y a que se reconocieran sus derechos, ya que en la Declaración de Derechos del Hombre y los ciudadanos habían quedado fuera. Un hito importante fue la Declaración de Derechos de la Mujer de Seneca Falls, en 1848 - un estudio completo sobre este particular se encuentra en la siguiente entrada: http://esprituycuerpo.blogspot.com.es/2011/12/1848-seneca-falls-la-rebelion-de-las.html , y cuenta como figuras destacadas a Mary Wollstonecraft y al filósofo John Stuart Mill. En esta denominada "primera ola" la lucha es por la igualdad de derechos, no ya de las mujeres, sino también por la abolición de la esclavitud y acabar con el sufragio restringido.Para la mujeres se pedía la igualdad dentro de los contratos, el matrimonio y el derecho a la propiedad. A finales del siglo XIX el objetivo principal fue conseguir el voto.La "segunda ola" - a partir de los años 60/70 del siglo XX -se centrará en acabar con las desigualdades políticas, sociales y culturales.
En España se reconoció el sufragio femenino en la Constitución de 1931, durante la II República, aunque en las elecciones a Cortes Constituyentes de ese mismo año (junio), las mujeres ya pudieron presentarse como candidatas. La primera vez que se puso en práctica el sufragio universal en España fue en las elecciones generales del 19 de noviembre de 1933. Tras la Guerra Civil y la dictadura, ya no se pudo ejercer el derecho a voto, y el papel de la mujer prescrito por el régimen es el de "ángel del hogar", una relegación de la mujer al espacio doméstico y a las "labores propias de su sexo", y una subordinación total al varón. Desde este enfoque, y tal como recuerda el personaje de la tía Angustias en Nada, la mujer sólo cuenta con dos salidas "honrosas" en la vida: el matrimonio o profesar en una orden religiosa. Esta misma opinión se materializa en la novela en el personaje de Gerardo, un compañero de clase que encuentra a Andrea deambulando por las calles una tarde, e insiste en acompañarla a casa, ya que las mujeres "no deben andar solas por la ciudad".
2.- LA EDUCACIÓN DE LAS MUJERES.
El planteamiento original de la novela de Laforet es que la protagonista sea una chica joven que va a la Universidad a estudiar para subsistir por si misma, y con muy pocos sueños románticos en la cabeza, ya que el régimen franquista no piensa que haya que instruir a la mujer en la sabiduría, sino solo en aquellos aspectos necesarios para su labor como ama de casa y cuidadora de la prole. Por ello, el franquismo volvió a entender la educación como antes de la II República, aunque su fundamente ideológico lo encontramos hasta en el mismo Rousseau, quien en su Emilio afirma:
"dar placer (a los hombres), serles útiles, hacerse amar y honrar por ellos, criarlos de jóvenes, cuidarlos de mayores, aconsejarlos, consolarlos, hacerles agradable y dulce la vida, esos son los deberes de las mujeres en todos los tiempos, y lo que se les ha de enseñar desde la infancia".
Esta idea es compartida por la Iglesia Católica, que ve en la mujer el papel cohesionador de la familia, por lo que no necesitaba ser instruida intelectualmente más allá de su función de buena ama de casa y cuidadora.
En 1857 la conocida como "Ley Moyano" (Ley de Instrucción Pública) establece currículos separados para ambos sexos, quedando el de la mujer circunscrito a :1)Labores propias de su sexo. 2)Elementos de dibujo aplicado a esas mismas labores. 3)Ligeras nociones de Higiene Doméstica. Para los hombres se daba preparación para la Agricultura, Industria, Comercio, Geometría, Dibujo Lineal, Agrimensura, Física e Historia Natural.
En 1876, la Institución Libre de Enseñanza apuesta por la educación femenina y la coeducación:
(La Institución)"...Juzga la conducción como uno de los resortes fundamentales para la formación del carácter moral, así como de la pureza de las costumbres, y el más poderoso para acabar con la actual inferioridad de la mujer, que no empezará a desaparecer hasta que aquélla se eduque, en cuanto se refiere a lo común humano, no sólo como, sino con el hombre". Así es como encontramos a finales del siglo XIX a las primeras mujeres en España cursando bachillerato y llegando a la Universidad. La primera mujer que realizó un examen de grado para la Licenciatura en Medicina fue Mª Dolores Aleu Riera, el 20 de abril de 1882, en la Universidad de Barcelona.
Un caso aparte en los estudios de las mujeres lo constituyen la preparación para realizar un examen y ejercer como parteras y comadronas. El estudio al respecto se encuentra en la entrada: http://mujeresparalahistoria.blogspot.com.es/2014/10/un-espacio-casi-femenino-comadronas.html.
Tras unos años de varios avances y retrocesos, se llega al siglo XX con un aumento en el número de mujeres cursando Bachillerato, y todavía muy pocas accediendo a la universidad ( en el curso 1927/28 eran un 4,2% de mujeres universitarias en total), procediendo en su mayoría de familias cuyo cabeza se dedicaba a profesiones liberales, como era el caso de Carmen Laforet.
Con la II República se apuesta por una educación laica, pública, gratuita y mixta (incluido el currículo ) a todos los niveles, aunque la coeducación será eliminada durante el segundo bienio republicano, de la mano de Gil Robles y la CEDA, que vuelve a la segregación por sexos en el aula. Esta legislación siguió vigente hasta que se promulgó la primera Ley de Educación del franquismo en 1945. Así encontramos a nuestra protagonista, Andrea, llegando a la Universidad, aunque no es lo más frecuente en su época. Tampoco lo es que quiera vivir de su sueldo, tal como le expone a Pons cuando éste le pregunta qué hará al terminar la carrera; ella admite no saberlo, pero piensa que acabará dando clase. Son éstos algunos de los elementos que nos llevan a inscribir a novela como "feminista". Pero hay algunos más.
3.- VIRGINIA WOOLF Y ALGUNOS TEXTOS FEMINISTAS.
Virginia Woolf (1882-1941), escritora original en ficción y ensayo, es descubierta por el movimiento feminista a partir de los años 70, siendo precisamente A Room of One's Own una obra encumbrada desde esta perspectiva, ya que expone las dificultades de la mujer para consagrarse a la escritura en un mundo dominado por los hombres.
En este ensayo, la autora británica explica que va a dar una conferencia sobre Mujer y Ficción, y narra el proceso de elaboración de la misma. Cuenta cómo va a "Oxbridge" (mezcla de Oxford y Cambridge) a buscar material, conocimiento para preparar el texto, y allí, por el hecho de ser mujer, encuentra que se le prohíbe la entrada a la biblioteca y la capilla. Cenando en el colegio de mujeres, contrapone mentalmente la riqueza y enorme inversión en los colegios de hombres y la austeridad y parquedad del de las mujeres; incluso hace una curiosa referencia a la comida servida en ambos: la de los hombres rebosa de carne y platos elaborados, mientras la de las mujeres está llena de verduras y platos menos apetitosos; llega a pensar que la dieta de la mujer no es adecuada para alcanzar un gran nivel intelectual, coincidiendo en ello con algunos planteamientos del materialismo cultural de la Antropología (un ejemplo de esta corriente es Marvin Harris). Y de estos hechos, Woolf pasa a reflexionar sobre el porqué. Y llega a la conclusión de que son los hombres quienes manejan la riqueza en el mundo, ya que las mujeres no heredan de sus madres ni dejan herencias a sus hijas, ni hacen negocios con el dinero, ni lo gestionan ellas mismas. Son los hombres quienes realizan todos los movimientos de capitales, y por ello, invierten en sus colegios y universidades, para formarse y seguir siendo ellos quienes manejen las riquezas y los capitales; son ellos quienes mantienen la sabiduría como un patrimonio propio. Así, no es de extrañar que en el siguiente capítulo, cuando Woolf va al Museo Británico a buscar libros para preparar la conferencia, se vea disminuida en su pericia para tomar notas de algunos libros, frente a un estudiante que parece que trabaja con gran provecho. La autora piensa que él ha sido instruido para hacer eso, mientras ella - y las mujeres en general - no lo han sido.Y además constata otra realidad: hay mucha literatura sobre las mujeres escrita por hombres, pero no hay literatura sobre hombres escrita por mujeres. Y sobre lo que dice lo que los hombres escriben sobre las mujeres, es todo afirmado con poca base, y las opiniones son contradictorias. Descubre un libro que la enoja sobre todos, una obra titulada La inferioridad mental, moral y física de la mujer, de un tal "Profesor von X" (al negarle el nombre intenta rebajarlo, hacerlo perder su identidad, su individualidad). Piensa: ¿por qué es la mujer inferior?, y su conclusión se convierte en la metáfora central de la obra: las mujeres son espejos fantásticos que tienen el poder de reflejar la imagen del hombre dos veces el doble de su tamaño; es decir, si la imagen de la mujer se disminuye - se califica como "inferior", la del hombre termina teniendo un tamaño doble, magnificado. Por ello la mujer se entiende en el feminismo como el "otro disminuido", una imagen necesaria para que resalte la del hombre, como en un juego de fondo y figura. Esta misma imaginería se usa para entender la relación entre la metrópoli y las colonias: los habitantes de las segundas son presentados como "inferiores", "salvajes" o "incivilizados" para sostener el discurso colonial de la "necesidad" de civilizarlos y salvarlos de la barbarie.
La metáfora será muy productiva en la crítica literaria feminista, en la cual los espejos y las ventanas son entendidos como elementos que deforman la imagen de la mujer dentro de la sociedad y mantienen la ilusión del poder y la dominación masculina, ya que dividen y prescriben espacios: interior - exterior; público - privado; doméstico - público. Tanto en Nada como en The New Dress, un relato corto de Woolf, los espejos son elementos importantes en las tramas.
La tesis de la obra A Room of One's Own es que las mujeres necesitan dinero propio y una habitación - un espacio exclusivo, no el propio espacio doméstico donde se realizan las tareas socialmente prescritas para las mujeres - para poder dedicarse a la escritura. Es una exigencia rompedora para la época, que clama por el reconocimiento de la entidad de la mujer más allá de su papel de cuidadora del hogar y de los demás y abre las puertas a salidas vitales más allá del matrimonio, y a su necesidad de cultivar su intelecto, tal como lo hacen los hombres.
La tesis de esta entrada es que estos elementos se encuentran íntegramente en Nada de Carmen Laforet, tal como vamos a demostrar a continuación.
4.- NADA, A ROOM OF ONE'S OWN Y THE NEW DRESS, TRES OBRAS FEMINISTAS.-
Andrea, la protagonista de Nada, maneja dinero propio a causa de su orfandad. También Virginia Woolf, en A Room... cuenta que vive de la herencia de una tía, lo que le permite vivir como quiera, comer cuando quiera y, sobre todo, no tener que casarse para subsistir, y no tener un hombre "al que odiar" y que le marque qué debe pensar u opinar. La herencia de Andrea no es tan generosa como la de Woolf, pero también le permite no tener que intimar con compañeros como Gerardo, quien la acompaña a casa para que no deambule sola por las calles, y quien le dará su primer beso - que le produjo "gran asco" a Andrea- tras citar a Schopenhauer sobre la inferior inteligencia de las mujeres. Si Andrea no tuviera medios para vivir por si misma..¿habría encontrado tan desagradable el interés de un hombre por ella?
Pero, incluso por encima de Virginia Woolf, Andrea tiene acceso a la educación superior, y ella sí se maneja bien entre libros y diccionarios, estudia con interés y aprovechamiento, y le sirve para superar algún desengaño, porque sabe que su sustento vendrá del estudio, y no del matrimonio.
Estas similitudes entre ambas autoras se hacen más relevantes al comparar Nada con el relato The New Dress.
En el relato de Woolf, la protagonista, Mabel Waring, es invitada a una fiesta, a la que acude con un vestido diseñado por ella misma, siguiendo el patrón de una revista antigua, ya que no tenía dinero suficiente para hacerse uno a la moda, y además, pensó que no estaría mal "ser ella misma". Pero al llegar a la fiesta, se siente insegura al compararse con las demás invitadas y en el punto de mira de toda la gente. Se refugia en un sofá apartado y se mira en un espejo, sintiéndose cada vez más miserable y fuera del mundo alegre y desenfadado a su alrededor. Su único consuelo es recordar pasajes de Shakespeare. Finalmente, sale de su inseguridad pensando que al día siguiente irá a la biblioteca a sumergirse en algún buen libro y vivir así por sí misma, sin mirarse en el espejo de la opinión de los demás. Se despide mintiendo: diciendo que lo ha pasado muy bien, mientras recuerda las palabras de Shakespeare: "Mentiras. Mentiras. Mentiras".
En Nada, Andrea es invitada a una fiesta en casa de Pons, uno de sus compañeros de clase y amigo - y quien la introdujo en el mundo masculino y bohemio del estudio de Guixols -, miembro de la clase acomodada de Barcelona y que demuestra interés por Andrea como mujer. Andrea, con sus 200 pesetas mensuales tampoco tiene dinero para gastar en vestidos, y por ello "con las manos un poco temblorosas trataba de peinarme con esmero y de que apareciese bonito mi traje menos viejo, cuidadosamente planchado para la fiesta". Al igual que Mabel Waring, Andrea va ilusionada a la fiesta, pensando en el cuento de Cenicienta, ya que va a entrar en un mundo de abundancia, frente a la carestía de su casa de la calle Aribau, y de relaciones con gente mundana. Pero el cuento de Cenicienta no es similar al de Andrea: ella no busca un príncipe azul, sino que se encuentra un poco incómoda por el interés demostrado por Pons hacia ella, por su insistencia en que acudiera; ella tan solo desea poder llegar a tener algún interés por él. Y la quiebra entre Cenicienta y Andrea viene precisamente por sus zapatos, que no pasaron el examen de la madre de Pons al recibirla, ya que eran "viejos y gastados" (un interesante análisis de los zapatos y el cuento de Cenicienta se encuentra en la entrada: http://anthropotopia.blogspot.com.es/2012/12/pies-de-loto-dorado.html ).
La entrada de Andrea a la fiesta es como la de Mabel Waring: ambas se sienten inseguras y desplazadas en un ambiente mundano y festivo, y también Andrea encuentra un espejo en el que mirarse: "...Me vi en un espejo blanca y gris, deslucida entre los alegres trajes de verano que me rodeaban. Absolutamente seria entre la animación de todos y me sentí un poco ridícula. Pons había desaparecido de mis horizontes visuales. Al fin, cuando la música lo invadió todo con un ritmo de fox lento, me encontré completamente sola junto a una ventana, viendo bailar a los otros". Al cabo de una hora o dos vuelve a ver a Pons, y ella siente que se desmorona todo lo que había imaginado y reflexiona: "(...)Mi amigo - que me había suplicado tanto, que me había llegado a conmover con su cariño - aquella tarde, sin duda se sentía avergonzado de mi...Quizá había estropeado todo la mirada primera que dirigió su madre a mis zapatos ...o era quizá´culpa mía. ¿Cómo podía yo nunca entender la marcha de las cosas?".
Entonces la madre de Pons lo llama para que vaya con ella, y se disculpa torpemente por haberla abandonado. En ese momento Andrea - como Mabel - toma las riendas de su propio destino y corta la ridícula escena que se desarrolla: "...Mira, en realidad, yo no quería venir a tu fiesta. Yo quería solamente felicitarte y marcharme, ¿sabes?...Sólo que cuando tu madre me saludó, yo estaba tan confusa...Ya ves, ni siquiera he venido vestida a propósito. ¿No te has fijado que he traído unos viejos zapatos de deporte?¿No te has dado cuenta?"
Acaba diciendo mentiras, como Mabel Waring, pero es que Andrea, previamente ha descubierto la metáfora de las mujeres de las que hablaba Virginia Woolf en A Room.. "Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente en ser descubierta así, mirada de manera que ella misma se sienta irradiante de luz. No en mirar, no en escuchar venenos y torpezas de los otros, sino en vivir plenamente el propio goce de los sentimientos y las sensaciones, la propia desesperación y la alegría. La propia maldad o bondad...(p 238-9) Es decir, en dejar de ser un espejo que refleje la imagen que el hombre proyecta sobre ella y dejar de devolver la imagen del hombre magnificada.
Hasta aquí llegamos con el análisis de la novela Nada de Carmen Laforet, que, por lo anteriormente expuesto no dudamos en calificar como una novela feminista. Pero no es esta la única lectura que podemos hacer de ella. También admite un análisis desde la Antropología Social y Cultural que abordaremos en una entrada posterior.