sábado, 11 de enero de 2020

CECILIA PAREDES: EL CUERPO COMO LIENZO.



La artista peruana Cecilia Paredes (1950) ha sido un descubrimiento es sensacional para mí y me he dejado arrastrar por la ilusión de colaborar en la difusión de su obra, tan fascinante como original. En el corazón de sus instalaciones escultóricas y de sus bellísimas metamorfosis fotográficas anida una honda reflexión acerca de la naturaleza y condición de la mujer o los grandes movimientos humanos. Repasaremos primero brevemente su biografía. Cecilia Paredes estudió artes plásticas en su Lima natal, ampliando después su formación en Inglaterra, en Italia y en Canadá. Ese cosmopolitismo no ha apagado sino que ha hecho más visibles las raíces profundas de las que nace su personal visión artística: los mitos y leyendas de la cultura inca, la experiencia colonial en Hispanoamérica y, en particular, el papel de la religión católica en la misma. La instalación El deseo, integrada por incontables tiras de papel impreso con largas cintas suspendidas que ocupan toda la sala, refleja las peticiones de fieles devotos. 

En una entrevista concedida a m. arte y cultura visual (http://www.m-arteyculturavisual.com/2015/11/07/cecilia-paredes/) Cecilia relata cómo se fusiona en ello la religiosidad oficial con el culto popular y destaca que, debajo de uno y otro, se esconden sentimientos universalizables, comunes a todas las culturas y credos: "en Perú debajo de la imagen de los santos de las iglesias hay unas urnas donde la gente vierte sus deseos. Estos están escritos en trozos de papel, servilletas, recetas, hojas arrancadas de un cuaderno… donde la gente escribe una petición a Dios. La gente no lleva el deseo escrito, escriben lo que allí mismo se les ocurre y les preocupa. ( …) Todos los seres humanos podemos encontrar una frase escrita por otros; todos queremos paz, salud, bienestar, que nos vaya bien…” A ello añade el gran problema de nuestro tiempo, la eterna condición de emigrante del ser humano. Esos estratos culturales superpuestos se fusionan y plasman en potentes metáforas visuales. Cecilia Paredes es, además, una artista comprometida con el medio ambiente, lo que le lleva a integrar en sus proyectos elementos reciclados, ya sean pequeños trozos de coral, plumas o plástico. Así sucede con “Photo Performance. Papagayo”. El espectacular vestido de plumas procede las que perdían naturalmente las aves de un santuario en Costa Rica.  

También debemos resaltar el papel central de la mujer en la obra de Cecilia Paredes. En primer lugar, a través de sus influencias pictóricas principales, que provienen de Remedios Varo y Leonora Carrington, pintoras surrealistas en cuyas creaciones lo onírico y lo realista se entremezclan para proyectar posibilidades alternativas de estar en el mundo, que es lo que más interesa a Cecilia a la hora de crear obras de arte. 

En segundo lugar, la mujer se transforma en sus fotografías camuflándose con bellísimos fondos barrocos pero, al mismo tiempo, destacándose de ellos. Para mí es como es una metáfora que la condición femenina en un mundo hostil: la mujer se ve obligada a adaptarse al entorno pero, al disco tiempo, no renuncia a su individualidad. Es por eso, quizá, por lo que Cecilia siempre deja un espacio identificable de cuerpo sin pintar. No he leído en ningún lugar que Cecilia lo exprese así pero quizá no desdeñaría la interpretación que sugiero, que la mujer se oculta y desvela al mismo tiempo y en esa fluctuación encuentra su fuerza. Por supuesto, sólo es una más entre las múltiples posibles significados porque el gran valor de toda obra de arte es que apela de manera individual a cada espectador. 
Pero hay algo más en que el tema mujer está presente en la obra de Cecilia Paredes y es que es una experiencia artística radicalmente femenina porque ella misma se convierte en el objeto de su trabajo. Una vieja aspiración de la mujer creadora, ser a la vez poema y poeta, pintura y pintora, imagen y fotógrafa, como ocurre con nuestra autora. Es muy interesante su proceso de trabajo. Mientras que en algunas fotografías en las que se transforma en animales lleva a cabo intervenciones digitales, en la mayoría es la pintura corporal la que opera toda la transformación. Ella misma lo narra con palabras muy hermosas en la entrevista realizada por Marisa González que ya antes se ha citado:
(las) “series consisten en autorretratos integrados en diferentes fondos temáticos, en muchos casos florales. En sus fotografías sufre ella misma una metamorfosis. Su cuerpo ha sido pintado acorde al tema elegido, y mediante el camuflaje, ella desaparece y se fusiona sutilmente en el fondo y la forma, percibiendo relieves que ocultan su cuerpo. Sin embargo, en la serie más reciente, el fondo desaparece para convertirse en una atmósfera neutra, y toda la intervención y carga visual la centra en su propio cuerpo integrado, revestido de texturas y formas. Sus cuerpos pintados, son como tatuajes mutantes que se dibujan en su piel recreando, en algunos casos, diversas posiciones animales en actitud para formativa. Cuéntanos Cecilia, un poco acerca de cómo creas este tipo de imágenes.
En algunas fotografías reproduzco alegorías de animales, para lo cual, me pongo una crema blanca espesa sobre mi piel. Luego cubro con una red todo el cuerpo, añado polvo negro y posteriormente retiró la red para que quede la trama tatuada en mi cuerpo. Este proceso, lo realizó trabajando con un espejo para verlo constantemente.
En las fotos de la última serie, el paisaje llano está presente, ya no necesito el paisaje; el paisaje lo llevo yo. En mi última serie fotográfica de 2015, hay alguna parte del cuerpo que dejo sin pintar. Cuando fui a Asia comencé a hablar sobre los dos mundos, el mundo asiático y el mundo occidental. La idea de dejar una parte del cuerpo sin pintar surgió de los japoneses. Para ellos, el hecho de dejar sin pintar una parte del cuerpo significa el precipicio. Es una referencia erótica.


¿Utilizas Photoshop en tus fotografías para recrear esas estas transformaciones?
En estos trabajos no hay Photoshop. No es que no use Photoshop porque no me guste. Me encanta, pero en estos trabajos no lo uso. Es pintura en la piel. Al acercarse, tenemos que poder ver los errores: los trazos en el cuerpo, los fondos con los papeles pintados o telas, etc. Mi intención no es hacerlo perfecto. Siempre dejó una parte de la piel sin pintar, como un ancla a la realidad. Hay siempre una parte de la foto que no está pintada, por ejemplo, la oreja.
En las fotos exteriores, salgo al campo y tomo las fotos a las 6 de la mañana para ganarle al sol. Las fotografías en las que simulo ser un pájaro, las realicé en un bosque de Pensilvania, en un día helador, semidesnuda, forrada de plumas… De esta manera intérprete al pájaro. El silencio y el color plateado del ambiente era el signo previo a la nevada. Fue una sesión mágica. Hay días que obtienes mucho más de lo que esperas.
¿Necesitas personas que te ayuden en la realización? ¿Quién te hace las fotografías?
 La parte técnica de las fotografías las hace una fotógrafa, y el cuerpo me lo pintan ayudantes.”

Dafne

Un espléndido trabajo de equipo, sin duda que me recuerda, en alguna medida, el de la fotógrafa y cineasta Shirin Neshat (http://mujeresparalahistoria.blogspot.com/2014/03/shirin-neshat-el-cuerpo-como-texto.html),  que también hace de su cuerpo un lienzo reivindicativo, aun que en ella el centro de la reflexión es la mujer en el islam. También en Cecilia Paredes encontramos esa vocación de protesta política. Su implicación personal en la década de los años setenta le costó un exilio a México y más tarde a Costa Rica, donde residió durante 24 años. Desde hace dos décadas imparte clases en la Universidad de Pennsylvania y reside en Filadelfia. Esa experiencia vital permanentemente en tránsito se plasma también, como ya hemos indicado, en su reflexión artística sobre los fenómenos migratorios que, lejos de ser una experiencia a la que se ven obligados los desposeídos de la tierra, es consustancial al ser humano desde el comienzo de su andadura en la tierra. Esa perspectiva, que todos somos emigrantes, obliga a ver el problema con una mayor empatía.


Zanzíbar
El Viaje

 En Pamplona podrá verse una interesante retrospectiva de la obra de Cecilia Paredes hasta el uno de septiembre de 2019. No hay que perdérsela.