La artista peruana Cecilia Paredes (1950) ha sido un
descubrimiento es sensacional para mí y me he dejado arrastrar por la ilusión
de colaborar en la difusión de su obra, tan fascinante como original. En el
corazón de sus instalaciones escultóricas y de sus bellísimas metamorfosis
fotográficas anida una honda reflexión acerca de la naturaleza y condición de
la mujer o los grandes movimientos humanos. Repasaremos primero brevemente su
biografía. Cecilia Paredes estudió artes plásticas en su Lima natal, ampliando
después su formación en Inglaterra, en Italia y en Canadá. Ese cosmopolitismo
no ha apagado sino que ha hecho más visibles las raíces profundas de las que
nace su personal visión artística: los mitos y leyendas de la cultura inca, la
experiencia colonial en Hispanoamérica y, en particular, el papel de la
religión católica en la misma. La instalación El deseo, integrada por incontables tiras de papel impreso con
largas cintas suspendidas que ocupan toda la sala, refleja las peticiones de
fieles devotos.
En una entrevista concedida a m. arte y cultura visual
(http://www.m-arteyculturavisual.com/2015/11/07/cecilia-paredes/)
Cecilia relata cómo se fusiona en ello la religiosidad oficial con el culto
popular y destaca que, debajo de uno y otro, se esconden sentimientos universalizables,
comunes a todas las culturas y credos: "en Perú debajo de la imagen de los
santos de las iglesias hay unas urnas donde la gente vierte sus deseos. Estos
están escritos en trozos de papel, servilletas, recetas, hojas arrancadas de un
cuaderno… donde la gente escribe una petición a Dios. La gente no lleva el
deseo escrito, escriben lo que allí mismo se les ocurre y les preocupa. ( …)
Todos los seres humanos podemos encontrar una frase escrita por otros; todos
queremos paz, salud, bienestar, que nos vaya bien…” A ello añade el gran
problema de nuestro tiempo, la eterna condición de emigrante del ser humano.
Esos estratos culturales superpuestos se fusionan y plasman en potentes
metáforas visuales. Cecilia Paredes es, además, una artista comprometida con el
medio ambiente, lo que le lleva a integrar en sus proyectos elementos
reciclados, ya sean pequeños trozos de coral, plumas o plástico. Así sucede con
“Photo Performance. Papagayo”. El espectacular vestido de plumas procede las
que perdían naturalmente las aves de un santuario en Costa Rica.
También debemos resaltar el papel
central de la mujer en la obra de Cecilia Paredes. En primer lugar, a través de
sus influencias pictóricas principales, que provienen de Remedios Varo y
Leonora Carrington, pintoras surrealistas en cuyas creaciones lo onírico y lo
realista se entremezclan para proyectar posibilidades alternativas de estar en
el mundo, que es lo que más interesa a Cecilia a la hora de crear obras de arte.
En segundo lugar, la mujer se transforma en sus fotografías camuflándose con
bellísimos fondos barrocos pero, al mismo tiempo, destacándose de ellos. Para
mí es como es una metáfora que la condición femenina en un mundo hostil: la
mujer se ve obligada a adaptarse al entorno pero, al disco tiempo, no renuncia
a su individualidad. Es por eso, quizá, por lo que Cecilia siempre deja un
espacio identificable de cuerpo sin pintar. No he leído en ningún lugar que
Cecilia lo exprese así pero quizá no desdeñaría la interpretación que sugiero,
que la mujer se oculta y desvela al mismo tiempo y en esa fluctuación encuentra
su fuerza. Por supuesto, sólo es una más entre las múltiples posibles
significados porque el gran valor de toda obra de arte es que apela de manera
individual a cada espectador.
Pero hay algo más en que el tema mujer está
presente en la obra de Cecilia Paredes y es que es una experiencia artística
radicalmente femenina porque ella misma se convierte en el objeto de su trabajo.
Una vieja aspiración de la mujer creadora, ser a la vez poema y poeta, pintura
y pintora, imagen y fotógrafa, como ocurre con nuestra autora. Es muy
interesante su proceso de trabajo. Mientras que en algunas fotografías en las
que se transforma en animales lleva a cabo intervenciones digitales, en la
mayoría es la pintura corporal la que opera toda la transformación. Ella misma
lo narra con palabras muy hermosas en la entrevista realizada por Marisa
González que ya antes se ha citado:
(las) “series consisten en autorretratos integrados en diferentes fondos temáticos,
en muchos casos florales. En sus fotografías sufre ella misma una metamorfosis.
Su cuerpo ha sido pintado acorde al tema elegido, y mediante el camuflaje, ella
desaparece y se fusiona sutilmente en el fondo y la forma, percibiendo relieves
que ocultan su cuerpo. Sin embargo, en la serie más reciente, el fondo
desaparece para convertirse en una atmósfera neutra, y toda la intervención y
carga visual la centra en su propio cuerpo integrado, revestido de texturas y
formas. Sus cuerpos pintados, son como tatuajes mutantes que se dibujan en su piel
recreando, en algunos casos, diversas posiciones animales en actitud para
formativa. Cuéntanos Cecilia, un poco acerca de cómo creas este tipo de
imágenes.
En algunas fotografías reproduzco
alegorías de animales, para lo cual, me pongo una crema blanca espesa sobre mi
piel. Luego cubro con una red todo el cuerpo, añado polvo negro y posteriormente
retiró la red para que quede la trama tatuada en mi cuerpo. Este proceso, lo
realizó trabajando con un espejo para verlo constantemente.
En las fotos de la última serie,
el paisaje llano está presente, ya no necesito el paisaje; el paisaje lo llevo
yo. En mi última serie fotográfica de 2015, hay alguna parte del cuerpo que
dejo sin pintar. Cuando fui a Asia comencé a hablar sobre los dos mundos, el
mundo asiático y el mundo occidental. La idea de dejar una parte del cuerpo sin
pintar surgió de los japoneses. Para ellos, el hecho de dejar sin pintar una
parte del cuerpo significa el precipicio. Es una referencia erótica.
¿Utilizas Photoshop en tus fotografías para recrear esas estas
transformaciones?
En estos trabajos no hay
Photoshop. No es que no use Photoshop porque no me guste. Me encanta, pero en
estos trabajos no lo uso. Es pintura en la piel. Al acercarse, tenemos que
poder ver los errores: los trazos en el cuerpo, los fondos con los papeles
pintados o telas, etc. Mi intención no es hacerlo perfecto. Siempre dejó una
parte de la piel sin pintar, como un ancla a la realidad. Hay siempre una parte
de la foto que no está pintada, por ejemplo, la oreja.
En las fotos exteriores, salgo al
campo y tomo las fotos a las 6 de la mañana para ganarle al sol. Las
fotografías en las que simulo ser un pájaro, las realicé en un bosque de Pensilvania,
en un día helador, semidesnuda, forrada de plumas… De esta manera intérprete al
pájaro. El silencio y el color plateado del ambiente era el signo previo a la
nevada. Fue una sesión mágica. Hay días que obtienes mucho más de lo que
esperas.
¿Necesitas personas que te ayuden en la realización? ¿Quién te hace las
fotografías?
La parte técnica de las fotografías las hace
una fotógrafa, y el cuerpo me lo pintan ayudantes.”
Dafne |
Un espléndido trabajo de equipo,
sin duda que me recuerda, en alguna medida, el de la fotógrafa y cineasta Shirin
Neshat (http://mujeresparalahistoria.blogspot.com/2014/03/shirin-neshat-el-cuerpo-como-texto.html),
que también hace de su cuerpo un lienzo
reivindicativo, aun que en ella el centro de la reflexión es la mujer en el
islam. También en Cecilia Paredes encontramos esa vocación de protesta
política. Su implicación personal en la década de los años setenta le costó un
exilio a México y más tarde a Costa Rica, donde residió durante 24 años. Desde
hace dos décadas imparte clases en la Universidad de Pennsylvania y reside en
Filadelfia. Esa experiencia vital permanentemente en tránsito se plasma
también, como ya hemos indicado, en su reflexión artística sobre los fenómenos
migratorios que, lejos de ser una experiencia a la que se ven obligados los
desposeídos de la tierra, es consustancial al ser humano desde el comienzo de su
andadura en la tierra. Esa perspectiva, que todos somos emigrantes, obliga a
ver el problema con una mayor empatía.
Zanzíbar |
El Viaje |
En Pamplona podrá verse una interesante retrospectiva
de la obra de Cecilia Paredes hasta el uno de septiembre de 2019. No hay que
perdérsela.
Aquí tenéis el enlace a otra entrada sobre esta magnífica heroína: http://www.heroinas.net/2012/03/httpwww.html?fbclid=IwAR3bfBC2o4kZb5RkHJLRoTLCDDFrEAKPBwrMajnISV1lJZ0YBJuQZfKoq04