OSA Y MARTIN JOHNSON, DOS EXPLORADORES EN HOLLYWOOD
En 1917 Martin consiguió retomar la vuelta al mundo en el lugar exacto donde el Snark se había quedado. En su libro de memorias I Married Adventure (titulado Casada con la aventura en castellano), Osa escribió: “Mi madre estaba convencida de que moriríamos de fiebres o en una olla hervidos o peor, que los caníbales nos comerían crudos”, lo que indica muy claramente la tópica visión que los occidentales tenían sobre el salvajismo de los nativos de las antípodas. En la famosa novela Los hijos del Capitán Grant, que Julio Verne publicó en fascículos entre 1865 y 1867, se pintaba a los maoríes como caníbales, y esos estereotipos calaron hondamente en la imaginación popular, al mismo tiempo fascinada y aterrorizada con las costumbres de aquellas tribus. En busca de salvajes que filmar, el matrimonio Johnson se dirigió a las islas Salomon donde, con una cámara de manivela, rodaron imágenes sobre un mundo que estaba desapareciendo ante sus ojos. Como tantos otros fotógrafos de los que ya hemos hablado en el blog Tinieblas en el corazón, cayeron atrapados por la magia de las estampas de aquellos rincones prístinos y por el deseo de documentar a toda prisa la esplendorosa naturaleza y las formas de vida humana y animal en peligro de extinción.
En Nuevas Hébridas, hoy en el archipiélago de Vanuatu, los lugareños les muestran cabezas disecadas sujetas a un palo, como “terroríficas obras de arte”. Visitan después la isla de Malekula, también en Vanuatu, donde los Big Nambas los reciben en la playa con un cartílago atravesado en la nariz. Desean ver a su temido jefe, Nihapat, y se dirigen a buscarlo al centro de la isla rodeados por los nativos. No tardan en darse cuenta de que se trata de una trampa para cazarlos pero, en una huida rocambolesca, gracias a la milagrosa ayuda de un barco inglés, consiguen escapar del ataque de los antropófagos. Al menos así lo cuenta Osa en sus memorias y quedó grabado en la película Con los caníbales de los Mares del Sur, estrenada en 1918 y que atrae a un tremenda avalancha de espectadores.
En Nuevas Hébridas, hoy en el archipiélago de Vanuatu, los lugareños les muestran cabezas disecadas sujetas a un palo, como “terroríficas obras de arte”. Visitan después la isla de Malekula, también en Vanuatu, donde los Big Nambas los reciben en la playa con un cartílago atravesado en la nariz. Desean ver a su temido jefe, Nihapat, y se dirigen a buscarlo al centro de la isla rodeados por los nativos. No tardan en darse cuenta de que se trata de una trampa para cazarlos pero, en una huida rocambolesca, gracias a la milagrosa ayuda de un barco inglés, consiguen escapar del ataque de los antropófagos. Al menos así lo cuenta Osa en sus memorias y quedó grabado en la película Con los caníbales de los Mares del Sur, estrenada en 1918 y que atrae a un tremenda avalancha de espectadores.
“Cannibals of the South Sea marcó un momento crucial en la historia del cine. Ahí estaba, al alcance de un público muy amplio, lo que antes había estado reservado a los aventureros, etnógrafos y marineros temerarios. Era posible a partir de entonces tener miedo de los big nambas estando cómodamente sentados en una butaca de felpa roja. Los estadounidenses, fascinados, no se privaron de este placer y la película tuvo un éxito inmenso.” Grandes aventureras 1850-1950.
Los norteamericanos están entusiasmados con las peligrosas aventuras de estos dos glamourosos exploradores. Para saciar la sed de noticias sobre sus descubrimientos que tiene el público, los Johnson escriben libros, imparten conferencias y se convierten en auténticas estrellas de cine.
Dispuestos a explotar el filón, se dirigen a Borneo a filmar a los esquivos orangutanes, pero los medios técnicos de la época no les permiten rodar en la oscuridad de la jungla. Entonces el explorador Carl Akeley, del Museo de Historia Natural de Nueva York, los convence para que viajen al África oriental británica para rodar documentales sobre fauna amenazada. En 1921 llegan a Kenia con impresionantes equipos de filmación. Martin, conocido por los indígenas como “Bwana Picture”, el “Señor de las Imágenes”, realiza extraordinarios retratos de las tribus en Uganda, el Congo belga, Ruanda, Kenia y Tanzania. Osa y él portan rifles y lucen salacots, cómodos pantalones y botas altas de caza, imagen inmortalizada por la gran pantalla y que es la que, sin duda, evocaría Elizabeth Bishop en el poema In the Waiting Room.
En el curso de una gran expedición localizan el lago Paraíso, en el cráter de un volcán, punto de reunión de grandes manadas. Allí ruedan a los elefantes, y a los leones en el Serengueti. Hasta entonces habían producido películas mudas pero Simba, estrenada en 1927, tiene un gran éxito por su versión sonora. Ahora los Johnson son ya famosísimos y patrocinan toda suerte de productos, como sucede con las celebridades hoy en día. En 1929 la Fox les encarga la filmación de una película en el Congo, pero nuevamente la penumbra de la densa selva de Ituri perjudica la calidad de la imagen, así que deciden construir un poblado y, a cambio de sal, tabaco, arroz y bananas, consiguen atraer como figurantes a 900 pigmeos de los alrededores. Por esta y otras licencias fueron tachados de racistas. Después intentaron filmar en Virunga a los gorilas de montaña pero acabaron recurriendo al truco de rodar a dos ejemplares jóvenes capturados, en el jardín de su casa en Nairobi. Congorilla se estrena con un gran despliegue de público, ansioso por escuchar el sonido africano, los cantos de los pigmeos acompañados por sus tambores de piel de antílope. Con esas películas comerciales, que alteran la realidad para emocionar a los espectadores, daban más juego al espectáculo que al documental, pero lo cierto es que consiguieron dar a conocer al mundo entero las imágenes del continente africano.
Después del triunfal estreno, los Johnson buscan el plus ultra: la aviación. Aprenden a volar en Kansas y compran dos hidroaviones, El arca de Osa y El espíritu de África, dotados de literas, hornillo y hasta de escritorio para trabajar en vuelo. En 1932 vuelven al lago Paraíso y filman, por primera vez desde el aire, el Monte Kenia y el Kilimanjaro. Más tarde retornan a Borneo para fotografiar las selvas en vuelo, trayendo a casa imágenes maravillosas muy valoradas por los críticos. En 1937 retoman su ya clásica ronda de conferencias pero ese mismo año Martin muere en accidente. Osa queda gravemente herida, aunque ello no le impide seguir con la tournée en silla de ruedas.
Ambos rodaron 50 películas, publicaron decenas de libros e innumerables artículos. Osa moriría a los 59 años, víctima de un ataque al corazón.
Fuentes consultadas:Las reinas de Africa, de Cristina Morató; Grandes Aventureras 1850-1950, de A. Lapierre y C. Mouchard; Kansaspedia; The Martin and Osa Johnson Safari Museum. Chanute, Kansas; entradas Osa Johnson, en Wikipedia en español, y Martin and Osa Johnson, Wikipedia en inglés; y D. En este enlace tenéis acceso a material filmado por los Johnson:
Fuentes consultadas:Las reinas de Africa, de Cristina Morató; Grandes Aventureras 1850-1950, de A. Lapierre y C. Mouchard; Kansaspedia; The Martin and Osa Johnson Safari Museum. Chanute, Kansas; entradas Osa Johnson, en Wikipedia en español, y Martin and Osa Johnson, Wikipedia en inglés; y D. En este enlace tenéis acceso a material filmado por los Johnson:
http://memoriadocumental.blogspot.com.es/2011/04/osa-johnson.html
Esta entrada es un extracto de la publicada en el blog Tinieblas en el corazón, en la que se relaciona a Osa y Martin Johnson con la poeta americana Elizabeth Bishop. http://anthropotopia.blogspot.com.es/2014/02/osa-johnson-y-la-poesia-etnografica-de.html
Esta entrada es un extracto de la publicada en el blog Tinieblas en el corazón, en la que se relaciona a Osa y Martin Johnson con la poeta americana Elizabeth Bishop. http://anthropotopia.blogspot.com.es/2014/02/osa-johnson-y-la-poesia-etnografica-de.html
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