martes, 11 de junio de 2019

MÚSICA Y ANIMACIÓN: "IMPROMPTU"(2017), UN CORTOMETRAJE ANIMADO DE MARÍA LORENZO.

El pasado mes de febrero se inauguró en Torrevieja (Alicante) una estupenda exposición para dar a conocer los materiales utilizados por la animadora María Lorenzo (Alicante, 1977) en su cortometraje Impromptu, que fue preseleccionado para los premios Goya en su penúltima edición.  Es una obra de una estética arrolladora, que arrastra al espectador con un torbellino de imágenes bellísimas acompañadas por la música siempre apasionada de Frederic Chopin. Pero además de ello, el corto de María Lorenzo tiene un enorme interés divulgativo porque dialoga con los grandes maestros de la historia del cinematógrafo y las imágenes que los hicieron famosos. La obra está dividida en cinco partes, cada una con una melodía y un referente distintos, que nos llevan de la mano a conocer a esos pioneros un tanto olvidados que el cortometraje de María Lorenzo pretende homenajear en un estilo muy poco convencional. Para que os hagáis un poco a la idea de  en qué consiste esta original propuesta, os pongo el enlace a un corto vídeo:https://www.youtube.com/watch?v=tlEebb7e6IE



En la exposición que tuvimos la suerte de ver en Torrevieja pudimos aprender mucho sobre esos geniales inventores, artistas y sus maravillosas creaciones técnicas y estéticas anteriores a 1895, y por eso creo que merece la pena perpetuar aquí esa información para beneficio de todos. Siempre me ha apenado que solo unos pocos afortunados puedan disfrutar de las exposiciones, que casi siempre tienen una fecha de caducidad, cuando somos tantos los hambrientos de belleza y saber, así que vamos a compartir aquí con todos vosotros los textos y las fotografías de la exposición. Espero que os gusten y os interesen. Abajo, tras las referencias históricas, encontraréis la galería de imágenes de la exposición y aquí añado un enlace para ver el trailer del corto, que cuenta con un amplio palmarés en festivales.
https://vimeo.com/222723816

PRELUDIO


En esta primera parte, bajo la hipnótica evocación del estudio 1 del Opus 25 ("Arpa eólica") de Chopin, son dos las figuras que el corto nos trae a la memoria: el belga Joseph Plateau (1801-1883) y el austriaco Simon von Stampfer. Por primera vez y, no lo olvidemos, por separado, ambos aplicaron la teoría de la persistencia de la visión para crear dispositivos que permitían contemplar las imágenes en movimiento. Está claro que el espíritu de los tiempos clamaba por estos inventos.El cine había que inventarlo.




Joseph-Antoine Ferdinand Plateau fue un físico belga interesado en demostrar la teoría de la persistencia de la visión que Peter Mark Roget había propuesto en torno a 1829. En 1832 Plateau inventó el Fenaquistiscopio, un aparato precinematográfico en forma de disco atravesado por ranuras, que incluía los primeros dibujos animados de la Historia.
Plateau centró buena parte de sus estudios de fisiología óptica en la percepción de los colores y en el efecto post-imagen, es decir, la persistencia de los estímulos luminosos en la retina, y determinó que su duración es de una décima de segundo: ese es el mecanismo por el cual podemos percibir la sensación de movimiento a partir de imágenes fijas durante la proyección de una película.
Curiosamente, en la misma fecha en que Plateau inventa su Fenakistiscopio, otro inventor y matemático austríaco, Simon Von Stampfer, crea exactamente el mismo aparato, el Estroboscopio, basándose en el mismo principio de Roget, y de ahí que al resultado de sugerir movimiento a partir de imágenes fijas se le llame también efecto estroboscópico.


La primera parte de Impromptu, muy adecuadamente titulada “Preludio”, está dedicada al Fenaquistiscopio de Plateau, y está realizada íntegramente a partir de 16 discos con diferentes motivos animados.



II. SERPENTINA

Esta es la parte más densa en cuanto a referencias a la historia del cinematógrafo y está acompañada por el estudio nº 2 del Opus 25 ( "Las abejas") de Chopin.



Eadweard Muybridge (1830-1904), seudónimo de Eadweard James Muggeridge, fue un fotógrafo e investigador británico. Cambió su nombre al emigrar a EEUU en 1851. Sus experimentos sobre la cronofotografía sirvieron de base para el posterior invento del cinematógrafo.
En 1872 una polémica enfrentaba a los aficionados a los caballos en California. Leland Stanford, ex gobernador del Estado y poderoso magnate, sostenía que había un instante durante el galope en que el caballo no apoyaba ningún casco en el suelo, mientras que su colega James Keene, presidente de la bolsa de valores de San Francisco, afirmaba lo contrario. Stanford encargó a Muybridge que fotografiase el movimiento de su caballo de carreras, pero no fue hasta abril de 1873 que Muybridge logró producir un negativo donde se reconocía la silueta del caballo en rápido movimiento. Para ello inventó un obturador mecánico similar a una guillotina que cae, con el que lograba un tiempo de exposición de 1/500 de segundo.
Muybridge siguió con sus experiencias en el rancho de Stanford, ideando una nueva técnica a partir de una batería fija con 24 cámaras para impresionar placas secas de fotografía, lo que le permitió realizar cientos de cronofotografías del movimiento humano y animal. Este legado ha sido de inestimable ayuda para los animadores que vinieron después, y también una gran inspiración para los fotográfos europeos Jules Marey y Ottomar Antschütz.


Asimismo, Muybridge quiso dar forma de espectáculo a sus investigaciones y creó el Zoopraxicopio, un aparato que permitía proyectar sus imágenes en movimiento, partiendo del mismo principio del Fenaquistiscopio de Plateau —lo que sugeriría a Thomas Alva Edison la posibilidad de unir música e imagen en un mismo invento. Numerosas escenas de la segunda parte de Impromptu, “Serpentine”, están inspiradas en los trabajos de Muybridge. Por cierto, el camaleónico Gary Oldman tendrá pronto en cartel una película sobre este interesantísimo creador.




Étienne Jules Marey (1830- 1904, sí, por increíble que parezca, coinciden sus coordenadas biográficas con las del anterior creador) fue un médico, fotógrafo e investigador francés. Desde 1863 perfeccionó su “método gráfico” para analizar con polígrafos el caminar del ser humano y del caballo. Sus resultados fueron muy sugestivos para  Stanford y Muybridge, y a su vez, los trabajos de Muybridge animaron a Marey a proseguir sus investigaciones mediante la fotografía.
En 1882 Marey mejoró el “revólver fotográfico” del astrónomo Jules Janssen, haciendo que tomase hasta 12 exposiciones por segundo. En 1882 Marey abrió la Estación Fisiológica del Bois de Bologne, con Georges Demenÿ como asistente. Allí inventó una cámara de placa fija cronomatográfica equipada con un obturador de tiempo, que le permitía combinar en una placa de cristal imágenes sucesivas de un movimiento. En 1888 Marey decidió reemplazar la placa de cristal por una larga tira de papel sensible a la luz, antecedente de la primera película fotográfica de celuloide, que empezó a utilizar en 1890.
Entre 1890 y 1900, Marey realizó un número considerable de películas donde se analizaba el movimiento de atletas y animales. Sus trabajos fueron ampliamente difundidos por la prensa internacional y sirvieron de inspiración para Thomas Alva Edison y para los hermanos Lumière. Varias de estas secuencias, con gimnastas, caballos, perros y gatos, aparecen reproducidas en animación en la segunda parte de Impromptu, “Serpentine”, en la que igualmente encontraréis influencias, refernias y homenajes a los autores y movimientos que vamos a seguir comentando.
En 1893 Marey presentó en la Revue Générale des Sciences su película cronofotográfica La ola, una secuencia de fotografías que mostraba el romper de una ola contra un acantilado. La quinta parte de Impromptu, “LA OLA”, está inspirada por esta secuencia de fotografías.




Ottomar Antschütz (1846-1907) fue un inventor y fotógrafo alemán pionero en la realización de diferentes prototipos de cámaras para representar el movimiento, y en 1888 patentó un obturador que permitía tomar fotos a una milésima de segundo.
Realizó estudios fotográficos de maniobras militares y de animales en zoológicos, y desde 1899 fue fotógrafo del káiser Guillermo II. En 1887 construyó el Electrotaquiscopio, que consistía en una rueda giratoria con fotos hechas sobre placas de vidrio, iluminadas por detrás, que permitía ver las imágenes en movimiento mediante un visor. Este aparato alcanzó una gran difusión en ferias, y en 1893 fue presentado en la Exposición Universal de Chicago.
El método fotográfico de Antschütz, sin embargo, no difería del creado por Eadweard Muybridge, ya que también utilizaba baterías de cámaras yuxtapuestas para obtener sus cronofotografías. 


William Kennedy Laurie Dickson (1860-1935) fue un director cinematográfico, fotógrafo e ingeniero brito-francés. Creció en Reino Unido, pero se trasladó a EEUU para buscar fortuna con la compañía de Thomas Edison. Dickson, que era fotógrafo aficionado, recibió el encargo de investigar cómo registrar el movimiento en la película fotográfica, igual que el fonógrafo registra el sonido. La visita de Edison y Dickson a la Exposición Universal de París de 1889, donde conocerán de primera mano la cronofotografía de Marey, jugará un importante papel a la hora de solucionar varios problemas técnicos. En 1890 Dickson creó una cámara y un visor que utilizaba largas tiras de película para capturar el movimiento en fotogramas individuales, y este invento, patentado en 1891, recibió el nombre de Kinetoscopio.


En la década de 1890, los salones con Kinetoscopios —una especie de salas de recreativos del estilo de los Arcade— hicieron furor como entretenimiento popular en Norteamérica. Las máquinas funcionaban con una moneda, y las películas se veían dentro de la máquina, a través de un visor. También era posible escuchar música y sonido a través de auriculares, ya que la patente del fonógrafo también pertenecía a Edison. Las películas que se veían eran de diverso carácter y se grababan en el estudio Black Maria de New Jersey, el primer estudio de cine, establecido por Edison en 1894. Allí Dickson filmó desde herreros anónimos haciendo su trabajo hasta artistas de circo americano y de variedades, como la imitadora de Loïe Fuller en América, Anna Belle, o la gran bailaora almeriense CarmencitaMerece la pena ampliar un poco la información sobre estas irrepetibles bailarinas

Carmen Dauset Moreno (1868-1910), más conocida como Carmencita, fue una bailaora española afincada en Estados Unidos. Artista precoz, en 1882 ya estaba dando espectáculos por todo el país e incluso ofreció eventos en Francia y Portugal. Fue en la Exposición Universal de París de 1889 donde un importante agente le propone actuar en Nueva York; tras varios intentos, en 1891 actúa en el Madison ante 8.000 personas y cosecha un gran éxito.
Carmencita posó para los más cotizados pintores de la época —como John Singer Sargent—, se realizaron anuncios publicitarios con su imagen, e incluso fue invitada por Thomas Edison para ser filmada en el estudio Black Maria. La película resultante, Carmencita, nos permite considerar a la bailaora de origen almeriense como la primera estrella femenina de cine. La película tiene un importante valor histórico y está conservada por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
Varias escenas de la segunda parte de Impromptu, “Serpentine”, así como el cartel del cortometraje, toman como inspiración la película de Kinetoscopio que le realizó William K. L. Dickson en 1894.

En cuanto a Marie Louise Fuller (1862-1928), más conocida como Loïe Fuller, fue una bailarina, actriz, productora y escritora estadounidense que adquirió gran fama al derivar su espectáculo de danza hacia los efectos visuales, empleando tejidos que flotaban y luces multicolores. Bailarina autodidacta, trabajó principalmente en Europa, creando cerca de 130 coreografías entre la que destacan su Danza de la serpentina y Danza del fuego (1890). Además de fascinar a fotógrafos y artistas del Impresionismo —como el pintor Toulouse-Lautrec y el escultor Auguste Rodin—, su efigie en movimiento se convertirá en todo un icono del Modernismo.
Loïe Fuller, sin embargo, se resistió durante un tiempo a ser filmada por cámaras de cine, por lo que las películas de Danza de la Serpentina que grabó Dickson se realizaron con su imitadora en América, Anna Belle. Incluso Segundo de Chomón graba en 1902 en su estudio de Barcelona su propia versión de la Danza de la serpentina, a partir de una actriz anónima. Solo permitió que la filmasen directamente los hermanos Lumière en 1896, dando lugar a una bella grabación que ha inspirado varios momentos de esta segunda parte.


En la actualidad, Loïe Fuller es recordada por sus aportaciones a las artes escénicas, ya que fue capaz de anticipar importantes conceptos de los espectáculos multimedia actuales, y es frecuentemente homenajeada por diversas artistas, desde la “performer” alemana Claudina, hasta la bailarina de “burlesque” Vicky Butterfly.


Y, por supuesto, no faltan tampoco referencias a la bohemia de Montmartre y a su edición barcelonesa en esta segunda parte de Impromptu.Els Quatre Gats fue un cabaret y restaurante que en tan solo seis años se convirtió en uno de los lugares de referencia del Modernismo catalán. Fue reinaugurado con el mismo nombre en la década de 1970.
Entre los impulsores del local estaban los pintores Santiago Rusiñol y Ramon Casas, entre otros. Allí se celebraban tertulias, exposiciones de arte, veladas musicales y literarias, y espectáculos de variedades y sombras chinescas. Pablo Ruiz Picasso celebró allí su primera exposición individual.


Para dar a los dibujos de Impromptu una personalidad gráfica coherente con la época que se quería reflejar, se eligieron obras de artistas que se reunieron en torno a este dinámico local, destacando sobre todo los dibujos del joven Pablo Picasso, los maravillosos retratos de Ramon Casas, y las caricaturas de Ricard Opisso, en los que reflejaban la vida con toda su expresión y movimiento.

III. ROSTROS


Georges Demenÿ (1850-1917) fue un inventor, realizador y gimnasta francés. En 1874 se inscribió en el curso de fisiología de Étienne Jules Marey, y se convirtió en su ayudante y cofundador de la Estación Fisiológica. Su trabajo de investigación fotográfica despegó en 1888, y en 1892, Demenÿ presentó una patente para el Phonoscope, un aparato para discos de vidrio de 42 cm. de diámetro para proyectar una secuencia de fotos. Demenÿ soñaba con la comercialización de la cronofotografía y fundó la Compañía Phonoscope, en la que Marey no quiso participar.
En 1894, después de inventar una nueva cámara cronofotográfica, Demenÿ produce un centenar de escenas de Phonoscope con temas cotidianos, como bailarinas, llegadas del tren a la estación o escenas familiares, muy del gusto de los Impresionistas —y que anunciarían los primeros temas del cine—. Demenÿ también tenía la intención de que su invento sirviera para ayudar a aprender a hablar a los sordomudos: por esta razón grabó varias películas con varios modelos —incluyéndose a él mismo— vocalizando exageradamente. Demenÿ mostró su invento a Louis Lumière, pero éste no aparentó interés por el mecanismo. Por el contrario, el empresario Leon Gaumont sí adquirió su cámara Bioscope (Phonoscope cambiado el nombre) para dar inicio a su ambiciosa productora de cine en 1895. La película El hada de las coles (1896), filmada por Alice Guy Blaché, se grabó con una cámara de Demenÿ.


La tercera parte de Impromptu, “Rostros”, al ritmo sincopado del Opus 10 ("Cromático") de Chopin, es un interludio dedicado a los experimentos de Demenÿ, y en particular a sus “portraits vivants”, ya que Demenÿ creía firmemente que los retratos del futuro serían móviles, o no serían.

IV. EL HOMBRE DEL TREN

Esta es quizás la parte más lírica y narrativa de Impromptu y está dedicada a Louis Aimé Augustin Le Prince (1842-1890?) y está acompañada musicalmente por el Opus B I 130 de Chopin. Fue un artista e inventor francés, considerado por muchos historiadores como el verdadero padre del cine, registrando sus primeras imágenes en movimiento en octubre de 1888, con la película grabada sobre papel La escena del jardín de Roundhay, con una máquina de su propia creación. Sus películas eran muy breves, de apenas 18 fotogramas, pero reflejaban momentos de la vida corriente, como esta escena de jardín con personas, un vivaz acordeonista, o escenas del tráfico de la calle en Leeds, Reino Unido, donde vivió durante un tiempo.
Por desgracia, las películas de Le Prince estaban filmadas sobre papel, no sobre celuloide, por lo que nunca pudieron ser proyectadas. Le Prince desapareció misteriosamente en septiembre de 1890, a bordo de un tren entre Dijon y París, sin que su cuerpo o su equipaje fuesen encontrados. Se dirigía a Estados Unidos para presentar públicamente su invento.
La enigmática desaparición de Le Prince —sobre la que se han vertido hasta cinco teorías diferentes, una de ellas apuntando a un posible complot de Thomas Edison—, así como la perturbadora belleza de sus grabaciones supervivientes, son el motivo que inspiró la cuarta parte de Impromptu, “El hombre del tren”, donde se sugiere con una narración abierta la desaparición de un cineasta de entresiglos.

Oscar-Claude Monet (1840-1926) fue un pintor francés y uno de los fundadores del movimiento artístico del Impresionismo. Precisamente, el término “Impresionismo” deriva del título de su obra Impresión, sol naciente (1872), que formó parte del Salon des Refusés de 1874. En torno a 1890, a la vez que se estaban consolidando la fotografía secuencial y el cine, Monet desarrolló el concepto de “series”, en las que un mismo motivo es pintado repetidas veces con distinta iluminación, como hace con la Catedral de Ruan (1892-1895), si bien antes, en 1877, había pintado numerosas veces la estación de tren de Saint Lazare —un tema de la vida moderna, la llegada del tren, que también sería filmada por los hermanos Lumière, continuadores del Impresionismo con sus películas documentales—. En la década de 1890 también comienza a trabajar en el jardín de su casa en Giverny, con estanques de nenúfares que pintaría una y otra vez hasta su muerte.


Los nenúfares de Monet, que se pintan ante la cámara, que emergen del agua y se abren, animados, ante nuestros ojos, son el tema inicial de la cuarta parte de Impromptu, “El hombre del tren”, un motivo visual paisajístico que fue elegido para encajar con el ritmo y el sentimiento del tema musical de Chopin, dividido en movimientos muy diferentes entre sí.


V.LA OLA
Ya nos hemos referido arriba a Marey como inspirador de esta última y apoteósica parte del corto, que nos deja con ganas de mucho más. La música que le sirve de soporte es el estudio 12  del Opus 25("Océano") de Chopin. Nada podía ser más apropiado.



 GALERÍA DE IMÁGENES DE LA EXPOSICIÓN

















No podemos terminar el repaso a las aportaciones del corto de María Lorenzo, en el que la música es la verdadera coprotagonista de la imagen, hasta el punto de que ambas forman un tejido inseparable, sin hacer mención al compositor y a su talentoso intérprete, István Székely.
Fryderyk Franciszek Chopin fue un compositor y virtuoso pianista polaco, considerado uno de los más importantes de la historia de la música, y uno de los mayores representantes del Romanticismo musical.


La música de piano de Frédéric Chopin fue la elegida para ilustrar Impromptu por su plasticidad y potencial evocador. Los Estudios (Opus 10, 25, y BI 130) de Chopin tienen una gran relevancia porque no sólo debían servir a los estudiantes para perfeccionar su técnica —a base de insistir en un motivo musical determinado—, sino que fueron las primeras composiciones de su género que también se consideraron grandes obras de arte. De esta manera, cada uno de los Estudios elegidos planteaba un reto o dificultad particular a la hora de plantear la animación y la narrativa de cada fragmento del cortometraje.
El criterio para seleccionar los Estudios que aparecen en Impromptu fue que tuviesen fuerza expresiva y que juntos conformasen un todo con diferente ritmo. El gran concertista húngaro Isaac István Székely interpretó las piezas elegidas para este cortometraje. Isaac István Székely es profesor fundador del Centro “Franz Listz” de perfeccionamiento para talentos especiales en La Nucia (Alicante).



Algunos datos biográficos sobre la autora:



María Lorenzo Hernández es profesora de animación en la Universidad Politécnica de Valencia. Fue nominada a los Goya en 2016 por su cortometraje La noche del abismo (2015). También ha dirigido los cortos Retrato de D. (2004), La flor carnívora (2009) y el proyecto colectivo El gato baila con su sombra (2012).Sobre todo esto y mucho más encontraréis información en esta página:https://anthropocinema.blogspot.com/p/maria-lorenzo-animadora-y-ensayista.html

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