domingo, 6 de marzo de 2016

SHIRLEY CHISHOLM: POR LA IGUALDAD DE DERECHOS



   "(Los psicólogos) preguntaron a los niños varones blancos qué preferirían ser, niñas blancas o niños varones negros. ¿Qué crees que contestaron?...Dijeron que mejor ser varones negros" (extraído de una conversación entre Margaret Mead y el poeta James Baldwin en New York City, el 25 de agosto de 1970).


     Esta cita de la gran antropóloga Margaret Mead resume algo que fue una constante en la vida de Shirley Anita St. Hill Chisholm: sufrió mayor discriminación por ser una mujer que por ser negra. También es relevante la fecha de la conversación entre la antropóloga y el poeta, ya que tuvo lugar quince días después de que Chisholm pronunciara su más famoso discurso en la Cámara de Representantes en Washington D.C., que constituyó un punto de inflexión en la lucha por los derechos civiles y de las mujeres .




1.- SHIRLEY ANITA ST. HILL CHISHOLM.-

       Shirley Anita St. Hill Chisholm nació en New York City en 1924. Su padre, nativo de la Guayana Británica dejó en ella la impronta de un militante orgullo de ser negro. Su madre era de Barbados, donde Shirley pasó parte de su infancia - debido a los problemas económicos de sus padres en Estados Unidos, incapaces de encontrar trabajos de continuidad y con salario digno - con su abuela, y donde tuvo la oportunidad de asistir a colegios donde se impartía una educación británica que posibilitó que Shirley tuviese unos enormes recursos para hablar y escribir, y que harían de ella una extraordinaria parlamentaria y oradora. También aprendió español, lengua que usó en su larga carrera de lucha por los derechos civiles de las minorías y de las mujeres. Cuando volvió a Nueva York cursó el bachillerato , graduándose en Sociología y posteriormente obtuvo un master universitario en educación infantil por la Universidad de Columbia. Comenzó a trabajar como profesora de guarderías y consultora de educación de la ciudad, y pronto se enroló en política local y organizaciones comunitarias, con la vista puesta, en primer lugar, en luchar contra la ignorancia y la pobreza en todos los niveles de la sociedad. Estuvo cuatro años en la Asamblea de Nueva York, donde desarrolló programas de servicios para mujeres, minorías y los pobres.

      Fue la primera mujer afroamericana elegida para el Congreso de los Estados Unidos, en 1968. Su habilidad en debates y discursos la llevaron a obtener un gran éxito en la vida política, hasta el punto de ser la primera mujer (antes que Hillary Clinton) y la primera persona de color (antes que Barack Obama) en ser la candidata del Partido Demócrata para luchar por la presidencia de EEUU, a pesar de que una parte del partido habría preferido un candidato varón. Su estilo combativo, valiente y no sólo feminista, sino luchador por todos los derechos humanos, por la consideración de la situación de los más desfavorecidos y su oposición a hechos como la guerra de Vietnam, hicieron de ella una figura sobresaliente en el siglo XX.

2.- PROPUESTA DE ENMIENDA A LA CONSTITUCIÓN PARA LA IGUALDAD DE DERECHOS ("FOR THE EQUAL RIGHTS AMENDMENT" -"ERA" -), 1970.-


     El día 10 de agosto de 1970 Shirley Chisholm pronunció su famoso discurso por la igualdad de derechos en el Congreso de los Estados Unidos, pidiendo la total igualdad de derechos para las mujeres americanas. Este discurso es una evolución de la denominada "Enmienda Lucretia Mott", del año 1923, en la que en la redacción de la líder sufragista Alice Paul, se debía garantizar que "hombres y mujeres tendrán los mismos derechos a lo largo y ancho de todos los Estados Unidos y cualquier territorio sometido a su jurisdicción"("Men and women shall have equal rights throughout the United States and every place subject to its jurisdition"). Esta propuesta fue asunto de debate y estudio tanto en el Congreso como en el Senado durante casi 50 años, pero no llegó a ser debatida como una proposición firme hasta 1970, tras una maniobra de la congresista Martha Griffith, histórica y combativa  luchadora por los derechos de las mujeres. Así llegó la sesión del 10 de agosto de 1970, siendo el Speaker de la Cámara el demócrata John McCormack, y un Congreso cuya mayoría era aplastantemente masculina, por lo que Chisholm contaba con muy pocas simpatías hacia lo que ella tenía que decir. No obstante, y debido a su brillante oratoria y su impecable construcción del discurso, bebiendo de las mejores tradiciones retóricas y usando el lenguaje preciso, sin ornamentos, pero hábilmente escogido, Chisholm convenció a su audiencia consiguiendo que se aprobara en esa misma sesión. Para la congresista, el propósito del discurso era conseguir una legislación que diera voz a la gente situada en los márgenes de la sociedad, una tarea que seguía el camino emprendido en el siglo XIX por la lucha de derechos civiles que consiguió la abolición de la esclavitud y las enmiendas 4ª y 9ª.

     El discurso, como pieza de retórica, es impecable. Comienza señalando puntos muertos de la cuestión a defender, tales como que, a lo largo de los años, las luchas por la libertad religiosa o política o los  intentos por acabar con la discriminación racial, habían conseguido algunas victorias. Pero la discriminación por razón de sexo seguía existiendo, a pesar de Enmiendas tales como la 5ª y la 9ª, ya que no eran leyes claras en cuanto a su aplicación o cobertura. A continuación, Chisholm argumentaba, en contra de aquellos que se posesionaban contra la "ERA", que "el Congreso no debía perpetuar la injusticia con su inacción". Su discurso acababa con una alusión a los Padres Fundadores de la nación: ellos defendieron la igualdad de oportunidad para todos, "pero no la aseguraban para sus hijas de la misma forma que lo hacían para sus hijos", y terminaba con un llamamiento a la acción: "Es el momento de enmendar lo que se hizo mal" .

    Una vez que la propuesta para la enmienda ("ERA") fue aprobada por el Congreso, debía pasar por el Senado, donde se introdujeron dos correcciones, que fueron entendidas como inaceptables por los proponentes y defensores de la "ERA", y por ello se retiró. Finalmente, en el 92º Congreso (1972), se volvió a aprobarla y también lo hizo el Senado. Ya solo faltaba la ratificación por los Estados, que, según la Constitución de los Estados Unidos, debía ser de 38, pero no llegó a pasar de 35, ni en 1977, cuando casi expiraba el plazo para su aprobación, ni en 1982, fecha que se consiguió gracias a un resquicio legal. Todavía hoy sigue sin ser aprobada, y en defensa de la posibilidad de que tres estados más la ratifiquen se siguen haciendo esfuerzos, como una apelación a la "Enmienda Madison", que se aprobó por el último estado requerido 200 años después de su aprobación por el Congreso y el Senado; se ha tratado también de remodelar y actualizar el texto de la Enmienda. Algunos políticos, como el Senador Ted Kennedy, la volvía a traer a colación cada nuevo Congreso, desde el 99º al 112º, o la congresista Carolyn B. Maloney desde el 115º Congreso. En el 113º Congreso se alcanzó el mayor número de mujeres congresistas, y en marzo de 2013 el Senador Robert Menéndez la volvió a introducir como propuesta para consideración, ya que entiende que su aprobación es una cuestión de justicia.

     Lo que subyace en el fondo de la "ERA" y que ha impedido hasta el momento el apoyo necesario para ser una enmienda más a la Constitución de los Estados Unidos, es una oposición fundamental en cuanto a la mitología de lo que significa ser mujer. La "ERA" presenta el enfrentamiento entre dos mundos.

     3.- DOS MUNDOS ENFRENTADOS EN LA "ERA"


      La "ERA" era defendida por el Partido Nacional de la Mujer (National Woman´s Party), cuya visión es la de la total igualdad entre hombres y mujeres desde cualquier perspectiva o consideración, y enfatizaba las similitudes compartidas entre ambos sexos, pidiendo la igualdad de derechos sobre la base la humanidad compartida. Esta postura coincide con lo que, en teoría feminista, se denomina Feminismo Liberal, y cuya representante más destacada en nuestros días es la filósofa Martha Nussbaum. Según Nussbaum , tanto hombres como mujeres son seres racionales, y por ello, sujetos portadores de los mismos derechos; la discriminación es una mera cuestión de costumbres y convenciones sociales, y la sociedad debe estar sustentada en la Razón, única para todo ser humano; por tanto, no puede haber discriminación a partir de esta premisa.Cualquier otro planteamiento sería ir en contra de la propia Razón, sello distintivo del ser humano.

    Por la otra parte, los detractores de la "ERA" , tales como el Women´s Joint Congressional Committee, consideraban que la mujer y el hombre tenían diferencias esenciales, y que el femenino es el "sexo débil", y por tanto, necesitado de beneficios basados en la asimetría sexual para proteger a las mujeres y abrirles nuevas puertas, como el trabajo en la industria. Veían a la "ERA" como una ley que acabaría con todas las leyes proteccionistas hacia las mujeres. También cuenta con un sustento teórico en la crítica feminista. Esta aproximación es el feminismo humanista o modernista, también liberal, como el de Nussbaum, pero acepta una diferencia esencial entre hombres y mujeres, y defiende que la mujer necesita, para emanciparse y conseguir los mismos derechos que el hombre, una serie de leyes proteccionistas. Su fundamento último está en Mary Wollstonecraft, y un ejemplo actual de esta llamada "tercera ola de feminismo" es Naomi Wolf y su trabajo The Beauty Myth.


         En los años 30 del siglo XX, cuando Roosevelt comenzó con las políticas del New Deal para acabar con la Gran Depresión, se promulgaron leyes proteccionistas hacia el trabajo femenino, y por ello, Eleanor Roosevelt, los New Dealers y la mayor parte de los sindicatos, se opusieron a la "ERA", mientras el Partido Republicano, sobre todo en el sur, la defendía. El presidente Eisenhower fue el primero en apoyarla explícitamente en 1958, e incluso solicitó una sesión del Congreso para poder aprobarla, pero incluía una cláusula que el Partido Nacional de la Mujer consideró inaceptable, y fue retirada.



     En 1961 las feministas animaron a John Fitzgerald Kennedy a defender la "ERA", ya que él había sido impulsado a la presidencia por plataformas defensoras de esta propuesta. Kennedy respondió creando una comisión de estado, dirigida por Eleanor Roosevelt - cuya oposición a la "ERA" había dejado atrás, desde el momento en el que ella suscribió la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de las Naciones Unidas, en las que la consideración de seres humanos está más allá de cualquier distinción de raza, color, sexo, religión o ideología política - y que consiguió que, en 1963, se aprobara el Acta de Igual Salario (Equal Pay Act), que prohibía la discriminación salarial en algunas profesiones, y el Acta de Derechos Civiles de 1964. Siendo ambas  fundamentales para conseguir la igualdad de todos los seres humanos, no dejan de ser limitadas, tal como Chisholm dejó patente en su discurso, ya que no todas las profesiones están abiertas a todas las mujeres, y no todas protegidas en la misma medida.



   A finales de los años 60 y primeros de los 70, los movimientos por los derechos de las mujeres fueron ganando fuerza y visibilidad, y feministas y afroamericanos comenzaron a luchar unidos por la conquista de los derechos civiles. Así, la "ERA" se comenzó a ver como una necesidad real, y cuya defensa era algo imprescindible. Justo un mes después del discurso de Chisholm en el Congreso, más de 50.000 mujeres marcharon por Nueva York pidiendo la total igualdad. Se comenzaron a plantear litigios en los tribunales, y a reconocerse derechos de mujeres en las sentencias, y entre los años 70 y 80 se llevaron a la práctica programas que contribuyeron a aumentar  el número de mujeres y otros miembros de colectivos minoritarios en puestos de trabajo y en estudios universitarios. 

    La principal oposición a la "ERA" se produjo a partir de los años 80, cuando surgió un movimiento en defensa de los papeles tradicionales de la mujer, y cuya líder, Phyllis Schlafly, argumentaba que la  aprobación de la "ERA" llevaría a la pérdida de leyes proteccionistas hacia la mujer, tales como la pensión alimenticia , la pérdida de custodia de los hijos en caso de divorcio, y que incluso podrían  ser requeridas para combates militares, entre otro argumentos ( estos argumentos son respuesta directa a las propuestas de Chisholm en su defensa de la "ERA", ya que para la congresista, todos los roles pueden ser desempeñados de la misma forma por hombres y mujeres, y mantener a las mujeres bajo el amparo de leyes proteccionistas no hace más que seguir considerándolas como eternas menores de edad). Los defensores de la "ERA", por el contrario, piensan que el lugar de la mujer es aquel que ella puede alcanzar con su propia capacidad, y que la "ERA" es una enmienda necesaria para que las mujeres sean conscientes de su propio poder y lugar en la sociedad. 

      Estos dos mundos retóricos enfrentados no dejan espacio común entre ellos para poder establecer un diálogo, y por ello, la "ERA" todavía continúa sin alcanzar la ratificación de los 38 estados necesarios.

4.-CONCLUSIÓN

     La posición de Chisholm en su defensa de la igualdad de derechos y en su carrera hacia la Presidencia de los Estados Unidos supuso un gran impulso para la lucha por la igualdad de las mujeres y las minorías raciales, pero todavía hoy no ha llegado ninguna mujer a la presidencia de los Estados Unidos (a día de hoy, Hillary Clinton ha logrado ser la candidata demócrata para las próximas elecciones de noviembre de 2016, pero efectivamente, todavía no es presidenta de los Estados Unidos), aunque sí lo ha hecho un afroamericano en los últimos ocho años. Se puede decir que el trabajo de Chisholm y tantos otros va sirviendo para cambiar mentalidades, pero todavía queda mucho por hacer. La posición de Chisholm como primera congresista y el discurso que pronunció le confieren una posición única para denunciar tanto el racismo como el sexismo, y llegó a sufrir ataques directos durante su campaña electoral, más relacionados por ser mujer que por ser negra. Pero su valentía sirve hoy para seguir reclamando la total igualdad de derechos, el único camino que según ella, podía mejorar la vida de las mujeres, pero también la de los hombres, puesto que pensiones de viudedad y alimenticias y la concesión de la custodia de hijos en caso de divorcio no serían ventajosos siempre para las mujeres, sino que buscarían compensar en cualquier caso al más desfavorecido de los dos, considerando su situación, y no su sexo.

     


  El enlace para consultar el texto original del discurso de Chisholm es el siguiente:   

http://voicesofdemocracy.umd.edu/chisholm-for-the-equal-rights-amendment-speech-text/


FUENTES:

- Beasley, C.: Gender and Sexuality: Critical Theories, Critical Thinkers. Sage Publications. London, 2005. Printed.

- Mauk, D and Oakland, John: American Civilization. An Introduction.  Rouletge. New York, 2014. Sixth edition. Printed.


http://history.house.gov/People/Listing/C/CHISHOLM,-Shirley-Anita-(C000371)

http://www.sonjafoss.com/html/Foss22.pdf

http://www.avoiceonline.org/cbcwomen/chisholm.html

1 comentario:

  1. Me ha dejado impresionada el rigor de este trabajo. Se notan las horas de investigación, la admiración por esta gran figura humana y el profundo conocimiento que la autora tiene de las teorías feministas. Menudo orgullo contar con este trabajo en Ateneas. Ahora me toca a mí dar el do de pecho con las sufragistas británicas. Me lo has puesto muy difícil.Enhorabuena.

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