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jueves, 11 de julio de 2013

LA MUJER EN EL ANTIGUO EGIPTO



Resumen de la conferencia pronunciada por D. José Lull García 
 Alicante 16-11-2011

Por Encarnación Lorenzo Hernández

La información que proporciona la historia de las mujeres en una civilización, siempre escrita por hombres, evidentemente se presenta por ello sesgada, por lo que deben rastrearse las pistas de las condiciones subyacentes ocultas en una pluralidad de fuentes (iconografía, inscripciones, estatuaria, pintura…) para averiguar su situación real en los diferentes aspectos de la vida. Por otro lado, en cada fase de la prolongada historia del Egipto Antiguo, el papel de la mujer fue experimentando cambios, si bien para la época clásica (2.700-332 a.C. aproximadamente) es posible ofrecer una panorámica global.
El puesto de mayor relevancia que una mujer podía alcanzar en la sociedad era el de faraón. Muy pocas gobernaron como tal. Algunas son tan conocidas como Hatshepsut, Nefertiti (que gobernó bajo el nombre de Esmenkare) o Cleopatra, pero también Tausert, en la dinastía XIX, entre 1.188 a 1.186 a.C. Un número ínfimo de casos, si se advierte que los anales registran más de 350 faraones. Sí contamos con ejemplos más numerosos de su gobierno como reina, gran esposa real o regente durante la minoría del hijo ya nombrado faraón.
Especialmente en ciertas épocas, el papel de las mujeres de la realeza fue considerado fundamental para la transmisión del linaje regio. Con frecuencia se plasman en las tumbas reales escenas de teogamia, en las que la reina aparece emparejada con el dios Amón, simbolizando con ello la transmisión de la sangre divina a su heredero. Como era la principal esposa quien transfería el poder dinástico, quienes fuera de la línea sucesoria alcanzaban la dignidad de faraón, ansiaban legitimar su posición contrayendo matrimonio con hijas del faraón anterior y su gran esposa real.