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martes, 24 de noviembre de 2020

LAS VOCES DE LOS ÁNGELES: UNA UTOPÍA MUSICAL DEL RENACIMIENTO EN FERRARA


 Hace ya 20 años descubrí, escuchando Radio Nacional, el Concierto Secreto de las Damas de Ferrara, un repertorio exquisito de madrigales compuesto por un maestro renacentista de extraño nombre, Luzzasco Luzzaschi. Unas voces angelicales  cantaron, hace cuatrocientos años, los más hermosos poemas de amor,  dignos de alegrar las estancias de un soñado paraíso musical. Eran las de Livia D’Arco, Laura Peperara y Anna Guarini, las tres jóvenes e ilustres Damas de Ferrara, bellísimas y portentosas cantantes e instrumentistas que, en las postrimerías del siglo XVI, hicieron posible un auténtico milagro, el de la perfección musical. Ante el secreto impuesto por el duque de Ferrara, como parte de una bien orquestada campaña propagandística, la Europa culta solo pudo atisbar, entre asombrada y envidiosa,  el talento de las Damas, únicamente accesible a unos pocos privilegiados. A la muerte del duque, casi todas las maravillosas composiciones especialmente escritas para ellas se perdieron. Por tanto, no debería extrañarnos ignorarlo todo acerca de este prodigioso episodio histórico.
Hace tres años, en nuestra visita a Ferrara, esperé ilusionada que la guía  que nos acompañaba mencionara a las Damas, pero pude comprobar que tampoco sabía nada al respecto. Este vacío de información me convenció de la necesidad de divulgar las increíbles circunstancias que rodearon al Concerto delle Donne. El problema reside en que quien esto escribe no es historiadora y carece de formación musical pero, tal vez, el formato multimedia y el contenido felizmente heterogéneo de este blog se presten  a paliar tales carencias, ayudándome a  transmitiros una imagen  de conjunto a partir  de las escasas y fragmentarias noticias, muy pocas en castellano, que he podido recopilar con tiempo y paciencia. Y, con ellas, la emoción que produce poder viajar mentalmente a ese momento irrepetible de la cultura occidental.

LUCREZIA BORGIA

viernes, 12 de julio de 2013

EURIDICE, LA MUJER AUSENTE




Todos conocemos a Orfeo, el mítico cantor tracio. Con su música era capaz de detener ríos y vientos o de hacer que las rocas y plantas lo siguieran. Hasta persuadió a los dioses del inframundo para que le devolvieran a su dulce esposa Eurídice, pero en un momento de inseguridad durante el camino de vuelta, la perdió para siempre.
Lo verdaderamente sorprendente de esta bonita y triste historia son sus incontables ramificaciones en los ámbitos de la filosofía, la religión y el arte, tejidas a lo largo de miles de años. No somos conscientes de ellas pero permanecen visibles, como capilares bajo la piel, si miramos con una mínima atención. Me propongo contaros una historia fascinante, que en ocasiones hasta provoca un cosquilleante vértigo, cuando se comprende cuán lejos podemos viajar hacia atrás en la historia sin abandonar el presente. A poco que profundices en ellos, algunos mitos se convierten en la auténtica máquina del tiempo.