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viernes, 2 de octubre de 2015

LAS HERMANDADES DE LA ORQUÍDEA DORADA. Una utopía de solidaridad femenina en la China del siglo XIX

Desde principios del siglo XIX y a lo largo de más de 100 años, en un área localizada de la provincia de Kwangtung o Guangdong, en el sur de China, un grupo de mujeres trabajadoras en la industria de la seda organizaron asociaciones para el cuidado mutuo, las Hermandades de la Orquídea Dorada (chin-lan hui), y decidieron vivir de espaldas a los hombres. Ello sucedía de dos formas distintas: algunas jóvenes contraían entre sí un vínculo análogo al conyugal mediante un ritual de peinado que se asemejaba al que precedía al matrimonio heterosexual; otras mujeres, casadas, se negaban a convivir con el esposo y su familia. El resultado, en la práctica, era el mismo: una organización social casi utópica de mujeres que, gracias a sus salarios, podían prescindir de matrimonios que consideraban opresores. 

domingo, 20 de septiembre de 2015

MARJORIE TOPLEY, UNA ANTROPÓLOGA EN EL LEJANO ORIENTE

Marjorie Topley examinando unos textos
Retomamos la serie de biografías de antropólogos con una figura poco conocida pero muy especial: Marjorie Topley, una pionera en el campo de la investigación  antropológica realizada en China. A pesar de haber introducido nuevos métodos de trabajo en la disciplina durante un momento crucial para su transformación, la posguerra, su nombre no figura entre los grandes de la disciplina. Un motivo adicional para prestarle aquí toda la atención que merece.
Un tortuoso camino hacia la Antropología
Marjorie Doreen Wills nació en Londres en 1.927. De pequeña quería ser arqueóloga y tal era su ilusión que hasta se atrevió a escribir a uno de los más famosos egiptólogos de la época, sir Flinders Petrie (1.853-1.942), para pedirle su consejo. El lord le contestó que sólo siendo hombre y rico podría dedicarse a la arqueología. Tras esa descorazonadora y disuasoria opinión, Marjorie se quedó durante un tiempo sin un objetivo claro en su vida. Tuvo también la mala suerte de vivir su adolescencia durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de su innegable inteligencia, no logró superar el examen de escolaridad y sólo encontró, como salida profesional, aprender taquigrafía y mecanografía. Aquel callejón sin salida le causaba tanta infelicidad que el director del centro donde cursaba sus estudios le ayudó a entrar en el City of London College. Allí obtuvo un premio con el que pudo pagar sus estudios superiores, lo cual le permitió preparar su examen de acceso a la prestigiosa London School of Economics (LSE), a la que consiguió entrar. Todo un éxito para alguien a quien se le había negado el certificado más básico.